La Universidad Nacional de La Plata anunció que finalizó la obra del bioterio más grande y completo de su patrimonio.
Ocho meses después del inicio, la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) finalizó la ampliación del Bioterio original de la Facultad de Ciencias Veterinarias, el más grande y completo que integra el patrimonio científico de la casa de estudios. Los trabajos le agregaron 180 metros cuadrados a un espacio de 525m2 en planta baja y otros 135m2 en un nuevo entrepiso.
Un bioterio, también llamados vivarium, son espacios cerrados en los que se guardan y crían animales o plantas para tareas de observación, investigación y docencia. Según se informó oficialmente, la obra que la UNLP finalizó ayer se realizó bajo estrictas normas internacionales e incluyó la instalación de un sistema de climatización de avanzada para garantizar condiciones adecuadas para los animales.
La secretaría de Planeamiento, Obras y Servicios precisó que “el proyecto ejecutivo se estructuró por medio de dos circulaciones principales: una sucia y una limpia”. De esta manera, los boxes de animales quedaron a modo de islas centrales que son abastecidas por estas dos circulaciones. A su vez, el sistema integral de movimientos está en contacto con las circulaciones existentes para un correcto funcionamiento de todo el conjunto.
En concreto, el Bioterio amplió su capacidad en 4 boxes de animales y uno de ellos de máxima seguridad que servirá para la prueba de vacunas.
Además, se realizaron tareas de completamiento de muros, revoques, contrapisos, nivelación de toda la superficie, revestimientos interiores, pintura e iluminación.
El decano de la Facultad, Marcelo Pecoraro, destacó que “estos trabajos van a darle más potencialidad al Bioterio que podrá ser utilizado por todos los científicos de la Universidad”. Él, junto al vicepresidente de la UNLP, Fernando Tauber, visitó ayer los trabajos finalizados.
El Bioterio de la UNLP
El Bioterio de la Facultad de Ciencias Veterinarias se inauguró el 6 de mayo de 1992 y fue el primero en producir animales libres de patógenos específicos del país y en desarrollar las técnicas de diagnóstico para el control sanitario de los roedores de experimentación. Desde sus inicios contó con características edilicias y equipamiento acordes con los estándares internacionales.
Fue diseñado y dirigido por la profesora y médica veterinaria Cecilia Carbone, quien formó al grupo de profesionales que hoy continúan con la gestión del área y se desarrolló gracias al financiamiento de la Agencia de Cooperación Internacional de Japón (JICA).