Un gran dilema de la ciencia
En los años 60, con la llegada del hombre al espacio, se instaló una pregunta que aún no tiene respuesta: ¿los avances científicos justifican el sacrificio de una vida humana?
CulturaEl conducto se formó hace unos 8 millones de años en la placa tectónica de Panamá y lo pudieron confirmar luego de analizar la composición de las muestras pétreas recuperadas del centro de ese país.
20/12/2021 - 00:00hs
Un equipo de geólogos descubrió la existencia de un canal subterráneo que conecta Panamá con las Islas Galápagos, a más de 1.600 kilómetros de distancia, lo que explicaría ciertas situaciones climáticas y geológicas que hasta ahora no podían descifrar.
Así, pudieron ver cómo los procesos que se dan bajo la tierra dan cuenta de que los puntos calientes no están fijos en su lugar y el magma puede fluir de modo lateral a través de las porciones superiores del manto de la Tierra y transportar material mucho más lejos.
“Uno puede imaginarse el manto como un océano con diferentes corrientes. Están estas corrientes increíblemente profundas que llegan desde el límite entre el núcleo y el manto de la Tierra”, dijo Esteban Gazel, uno de los autores del estudio.
En esa línea, explicó: “Forman volcanes e islas oceánicas como Hawái y las Galápagos. Demostramos que una vez que este material alcanza el manto superior, puede extenderse e impactar en un área mucho más grande de lo que se pensaba”.
Según los cálculos, el conducto se formó hace unos 8 millones de años en la placa tectónica de Panamá y lo pudieron confirmar luego de analizar la composición de las muestras pétreas recuperadas del centro de ese país.
Gazel comenzó a recopilar los datos hace dos décadas atrás, cuando era estudiante, y pudo concluir la investigación que inició cuando estudiaba en la Universidad de Costa Rica. Notó que había rocas volcánicas que no se ajustan a la composición estándar del Arco Volcánico Centroamericano.
“Estaba haciendo algunas gráficas mirando los elementos traza, y de inmediato me di cuenta de que los datos tienen una firma de isla oceánica muy singular, un registro químico conectado a anomalías profundas de la Tierra. Y esta fue la firma del penacho de Galápagos”, recordó.
El experto explicó que en el momento en que comenzó la investigación había algunos escritos que daban cuenta de esto, pero la evidencia física “era circunstancial”, por lo que este estudio marca un punto de inflexión en la geografía latinoamericana.