Raúl Scalabrini Ortiz, un profeta nacional
Fue un intelectual que desnudó la trama del pensamiento colonial, convirtiéndose en el gran fiscal de la entrega de las riquezas de nuestra patria.
culturaNació en Rosario, pero La Plata se terminó convirtiendo en su ciudad. Fue un músico con una gran formación clásica, pero tocó con algunos de los principales rockeros de nuestro país y del extranjero.
07/11/2021 - 00:00hs
El padre de Jorge Pinchevsky, cuando volvía del trabajo, encendía la radio para escuchar música clásica: “Un día, yo tendría 3 años, me sentó sobre sus rodillas mientras escuchaba un concierto de
Mendelssohn. Me acuerdo de que el violinista era Yehudi Menuhin. En ese momento me emocioné mucho con la música y le dije a mi padre que quería ser violinista. Insistí tanto que un par de años más tarde me dio el violín y me mandó a estudiar al Conservatorio de La Plata, que por ese entonces dirigía Alberto Ginastera. Fue difícil entrar, porque no admitían chicos menores de seis años”. Pero lo terminaron admitiendo. Cuando egresó del Conservatorio consiguió un puesto en la orquesta sinfónica de La Plata. Un excompañero del conservatorio, Alberto Favero, quien sería el marido de Nacha Guevara, lo hizo explorar las posibilidades ilimitadas de improvisación que le abría el jazz. Pero también llegaría el rock. En 1972, un año antes de cumplir los treinta, conoció a Ricardo Mono Cohen (Rocambole), quien lo hizo ingresar a la Cofradía de la Flor Solar, electrificando el violín y dejando la orquesta sinfónica para siempre.
Formaría parte de La Pesada del Rock and Roll, liderada por Billy Bond, grabaría un disco propio Pinchevsky, su violín mágico y La Pesada, con la participación de sus compañeros de La Pesada; colaboró con Sui Generis en dos temas del disco Pequeñas Anécdotas sobre las Instituciones; en Cristo Rock de Raúl Porchetto y en la versión sinfónica de La Biblia por El Ensamble Musical Buenos Aires.
El violinista platense Sergio Poli conoció a Pinchevsky antes de que se reconvirtiera en un músico de rock: “El señor que solía ver cuando mi viejo me llevaba a algún ensayo de la Orquesta del Teatro Argentino o de la Orquesta de Cámara de la Municipalidad de La Plata, de pelo corto y corbatita, poco y nada tenía que ver con aquel personaje que vi fascinado años después, con una gorra amarilla al lado de Billy Bond y La Pesada, poniendo su violín eléctrico en Tontos y en esa película llamada Rock hasta que se ponga el sol”, recordó. Lo volvería a encontrar muchos años después: “La única vez que lo vi, a su regreso, fue en un boliche de 5 y 46. Cambiamos muy pocas palabras, se emocionó cuando le dije que era el hijo de Roberto y quedamos en algún día hacer algo juntos, pero no pudo ser. Jorge nos dejó la impronta del violín rocker en nuestro país, fue el primero y ese rótulo no se lo puede quitar nadie”, concluyó.
Una vocación errante
Su vocación errante llevó a Jorge Pinchevsky a vivir un tiempo en El Bolsón con Miguel Cantilo, y con uno de los integrantes de La Cofradía, Kubero Díaz, en Villa Gesell y en una isla del Delta. Se radicó una temporada en Buzios, Brasil. Cuando la Triple A asolaba el país, con Kubero Díaz se fueron a Londres. Los ingleses descubrieron que el violín de Pinchevsky venía con sorpresas. Recordó Kubero: “Imaginate los ingleses: agarraron el violín, lo olieron y le preguntaron: Señor Pinchevsky, ¿qué hay acá?. Marihuana, contestó Pin, pero no es para vender, eh, esto me lo fumo yo solo en una noche y encima me van a meter preso, cuando el rock and roll lo inventaron ustedes”. De allí se fueron a París, donde tocaban a la gorra en las calles del Barrio Latino.
En 1981 la revista Expreso Imaginario lo dio por muerto a partir de un rumor difundido por Miguel Abuelo, quien entonces regresaba de Europa. La madre de Jorge Pinchevsky, convencida de la veracidad de la noticia, murió de un infarto. Pero él vivió un par de décadas más. En 1985, se radicó en Mendoza, donde tocó con la banda de blues Alcohol Etílico. Nueve años después, Charly García lo convocó para grabar el disco La hija de la lágrima. Hizo un nuevo disco solista: Samovar Blues Band. Ya estaba reinstalado en su amada ciudad de La Plata. Su insólita vida tuvo un final no menos raro: el 21 de junio de 2001 fue atropellado por un ciclista.