En medio de un creciente uso de internet, las personas comparten varios aspectos
de su vida en distintas plataformas. A veces se exponen más de lo que creen, poniendo en riesgo su seguridad. Especialistas analizan el fenómeno.
En la era de las comunicaciones y la explosión de las redes sociales, que llegaron a marcar el ritmo de nuestras vidas, si se hace un mal uso o uno excesivo de ellas, además de generarse un malestar psicológico, pueden aparecer problemas ligados con la seguridad.
“La tecnología nos cambió en el día a día; en varios aspectos nos dio una mano enorme, todas tienen ventajas y vulnerabilidades. Claro que no es gratuito, con nuestros datos hay un excelente negocio”, señaló a diario Hoy Marcelo Torok, perito informático forense y analista en Cibercrimen.
En ese orden, durante el aislamiento la exposición a las pantallas se incrementó y, según señalan los especialistas, eso puede conducir a malestares de índole psicológico en aquellos que hacen uso excesivo.
“Cualquier inclinación desmedida hacia una actividad puede generar una adicción, una afición patológica que genera dependencia y resta libertad al ser humano al restringir su abanico de intereses. Acá lo pensamos cuando genera una absorción a nivel del pensamiento y una alteración negativa en el funcionamiento diario”, marcó la psicóloga Érica Barrera a este diario.
Muchas personas abren los ojos por la mañana y lo primero que hacen es mirar el celular, no solo para ver la hora, sino que eso deriva en comenzar a interactuar en las redes, lo que “nos va haciendo dependientes de los medios digitales”, según marcó el experto Torok.
“En muchos aspectos perdimos nuestra habilidad de desvincularnos de aquellas cosas que nos desenfocan. Se habla de las señales barrera, los últimos recursos que usamos para protegernos cuando sentimos inseguridad, por ejemplo mirar el teléfono mientras esperamos algo, eso genera adicción y eso se junta con la pérdida de la privacidad”, señaló el analista.
Esos usos excesivos se pueden dar en diversos grupos etarios, pero son los jóvenes sobre quienes se debe poner el foco porque “sus identidades están en construcción y la cuestión se complejiza”, según explicó la profesional en psicología.
“Todo queda circunscripto a lo que pasa en las redes y no repara en las consecuencias negativas a largo plazo. Se llega a un uso abusivo y ante cualquier pérdida de conexión aparecen síntomas de abstinencia, y en algunos casos se llega a perder el bienestar”, marcó la psicóloga.