La “Casa de los Leones”, la mansión que guarda una trágica historia
Tras los muros de esta casa misteriosa se oculta una leyenda que logró perdurar a lo largo del tiempo.
culturaTras los muros de esta casa misteriosa se oculta una leyenda que logró perdurar a lo largo del tiempo.
31/08/2025 - 00:00hs
En el sur de la ciudad de Buenos Aires, en la transitada Av. Montes de Oca, una mansión cargada de incógnitas encierra una trágica leyenda que logró perdurar a lo largo del tiempo.
En el barrio de Barracas, la Casa de los Leones se destaca por su arquitectura singular, una casa de estilo francés con pasadizos ocultos y jaulas, creadas por la obsesión de su dueño Eustoquio Díaz Vélez, uno de los hombres más ricos de mediados y fines del siglo XIX.
El General Díaz Vélez tiene también el alto honor de haber sido quién sostuvo la bandera argentina mientras Belgrano le juraba fidelidad. Su fortuna era comparable a los Anchorena, los Alzaga, los Cambaceres, los Guerrero y otras familias encumbradas de la ciudad.
Eustoquio hijo, heredó una fortuna y se convirtió en un millonario muy extravagante, protagonista de la leyenda de la emblemática mansión. Díaz Vélez sentía pasión por los leones, por lo que mandó a traer tres de estos felinos africanos para que cuiden el hogar.
Los animales estaban sueltos por el jardín por la noche y durante el día de los dejaba en jaulas que estaban debajo de la casa. Según la leyenda, una de sus hijas se enamoró de un joven que pertenecía, también, a una familia acomodada. Ellos decidieron comprometerse y la fiesta se organizaría en la casa de la novia. En los festejos, uno de los leones que tenían como mascotas logró escapar y mató al novio. La novia, al no resistir lo sucedido, ingresó a la casa y se suicidó.
Contradicciones
Inés Álvarez de Toledo vicepresidenta de la Comisión Permanente de Homenaje al General Eustoquio Díaz Vélez, cuenta que si bien existen impresiones que han aparecido en Internet que pueden ser propias de una leyenda no se condicen absolutamente con la realidad o la verdad.
En la leyenda se dice que los hechos transcurrieron en 1930 y Eustoquio, falleció en el año 1910, y muy poco tiempo después, su viuda. Hay veinte años de diferencia entre lo incorrectamente narrado y la realidad.
Otro de los datos, es que Eustoquio tuvo solamente dos hijos varones llamados Carlos Segundo y Eugenio Cristóbal. No tuvo, por lo tanto, ninguna hija mujer.
Pese a estas contradicciones, la Casa de los Leones sigue siendo un símbolo de la opulencia y las tragedias de la aristocracia porteña del siglo XIX.
Actualmente, la mansión ha sido restaurada y funciona como sede de una fundación, pero su aura de misterio y las historias que la rodean continúan atrayendo a curiosos y amantes de las historias urbanas.