Descubren un milenario refrigerador subterráneo en Corea del Sur
El almacén abarca aproximadamente 56 metros cuadrado.
cienciaPara muchos el nombre solo alude a una ciudad bonaerense y a una marca de cerveza, pero detrás hay una historia de despojo y humillaciones.
20/10/2025 - 00:00hs
Con una población superior a los seiscientos mil habitantes, Quilmes es el tercer municipio más populoso de los veinticuatro que integran el Gran Buenos Aires. Ubicado a solo veinte kilómetros de la capital de Argentina, es conocido por su desarrollo industrial, su tradicional fábrica de cerveza y sus balnearios a orillas del imponente Río de la Plata. Pero lo que pocos se imaginan es que la ciudad de Quilmes es una de las más antiguas de nuestro país y que debe su nombre a un pueblo indígena que vivió en la actual provincia de Tucumán durante los siglos XVI y XVII, y que su fundación tiene la marca indeleble del proceso genocida llevado adelante por los conquistadores españoles contra las comunidades nacionales de nuestro país, y que, como tantos episodios de barbarie cometidos contra los aborígenes, quedó oculto en un intencionado olvido.
Durante la segunda parte del año 1666, el gobierno colonial, que respondía a las órdenes del rey Carlos II, creó la reducción Exaltación de la Santa Cruz de los Indios Quilmes sobre una barranca frente al Río de la Plata, para que vivieran allí más de doscientas familias indígenas de la comunidad de los Quilmes, provenientes del norte del país. El enclave, presentado como un logro por las autoridades españolas, sentó las bases de lo que sería luego la actual localidad de Quilmes. Significó, asimismo, la consumación de un nuevo atropello contra las comunidades indígenas, Los aproximadamente mil indígenas Quilmes que arribaron a esa reducción ribereña fueron los sobrevivientes de una guerra desigual, que sepultó para siempre sus esperanzas de libertad.
Durante su apogeo en la región norte del país, los Quilmes habían conformado una comunidad pequeña, que llegó a contar con unos diez mil habitantes. Formaron parte del entramado calchaquí, un conjunto de pueblos que compartían los mismos hábitos y tradiciones. Cuando las tierras que habitaban estuvieron en riesgo enfrentaron con bravura a sus opresores.
Según testimonian distintos cronistas, la resistencia a la dominación y a los ritmos de explotación españoles fue tenaz por parte de los indios Quilmes. En ella participaron mujeres y niños, tanto es así que después de haber sojuzgado al resto de los pueblos del valle, la gobernación colonial de Tucumán doblega a la comunidad quilmeña por hambre y los confina cautivos desde las tierras altas y secas del noroeste a la húmeda llanura rioplatense después de una cruel marcha en condiciones infrahumanas a través de casi 1500 kilómetros.
Durante los años 1806 y 1807 estas mismas tierras "quilmeñas" serán escenario de los intentos de invasión por parte de la Inglaterra industrial, que a fuerza de explotar obreros y obreras británicos necesitaba inundar al mundo colonial con sus manufacturas. Ya las costas y las calles de la incipiente ciudad serían recorridas por esclavos negros ingresados desde la Banda Oriental, era el momento de establecer el "manto de la igualdad ciudadana" a indios, negros y mulatos (aunque la mayoría de ellos fueran después los principales reclutados en la guerras de la Independencia). "Igualdad" que ocultaría hacia el futuro la verdadera desigualdad material a la que fueron sometidos los pueblos originarios.
Actualmente, hay catorce pequeñas comunidades que aún habita los valles Calchaquíes –dispersas entre Salta, Tucumán y Catamarca- y mantiene viva la cultura e historia de uno de los pueblos más resistentes. Y para quienes se interesan por la arqueología, a mitades del siglo pasado se relevó una parte de los viejos asentamientos. Hoy en día, es posible visitar el yacimiento en el cerro Alto del Rey para conocer las distintas construcciones de los Quilmes y su historia. Además, hay exhibiciones de armas, vestimentas, artesanías y otros elementos de la etnia calchaquí.