Hace décadas era el principal puerto pesquero de Portugal. Ubicado al sur de Lisboa, este paisaje sorpresivamente no se encuentra entre los lugares más elegidos por los turistas.
El Océano Atlántico y los ríos Tajo y Sado la rodean. El clima es mediterráneo; templado, con veranos calurosos y secos, mientras que el invierno es lluvioso pero sin llegar a bajas temperaturas.
La Península de Setúbal, otrora el principal puerto de Portugal, es una de las joyas del país. Se ubica a 50 kilómetros del Sur de Lisboa, y allí funciona el Mercado do Livramento, muy conocido entre los amantes del pescado.
Entre otras variedades, cuenta con bacalao fresco, calamares, lenguado, lubina, dorada, sardinas; incluso percebes, ostras y el pez sable negro. A lo largo de cientos de metros hay, también, puestos de carne, fruta y verdura, entre otros.
Con sus antiguos palacios, plazas de ensueño y calles estrechas; la ciudad es un viaje al pasado y oro macizo para los arquitectos. El Convento de Jesús, construido en 1492, se considera el primer edificio de estilo manuelino de Portugal.
Setúbal se caracteriza por su abundante naturaleza. La química armoniosa entre el clima y los suelos de la región se traducen en perfectas condiciones para la producción de uvas de gran calidad.
El cultivo de la vid está presente en la región, a través de numerosas explotaciones vitícolas; desde las dominadas por la casta Castelão hasta las Moscatel; con las que se elaboran vinos que ocupan los primeros lugares en el ranking de los vinos portugueses.
Al otro lado de Setúbal, se extiende la Reserva Natural do Estuário do Sado. Separada del océano por la Península arenosa de Troia, de 25 kilómetros de longitud, es una de las bahías más pintorescas del mundo. Entre otros motivos, porque es el hogar de más de 200 especies de aves.
Además, allí habita una colonia estable de delfines, algo muy poco habitual en Europa. Los delfines se dejan ver con tal facilidad, que hasta interactúan con los barcos de turistas.
Otra visita que no se puede obviar es el castillo de San Felipe, una fortaleza de tiempos de Felipe II que se yergue junto a la ciudad; en lo alto de la sierra, con una terraza con vista a la bahía.
Sin embargo, aunque pueda sorprender, ni el mercado ni la región suelen estar entre los lugares más elegidos por los turistas extranjeros. Un destino de obligada presencia para quien tenga el gusto de vacacionar en Portugal.