El estudio fue presentado en la conferencia de geoquímica Goldschmidt y analiza las consecuencias de estos impactos en nuestro planeta.
Los científicos saben que la Tierra fue bombardeada por enormes impactos en tiempos lejanos y así lo confirma una nueva investigación, que sugiere que el número de estos choques puede haber sido 10 veces mayor de lo que se pensaba, lo que se traduce en un aluvión de colisiones, de escala similar al choque de asteroides que acabó con los dinosaurios.
El estudio fue presentado en la conferencia anual de geoquímica Goldschmidt, organizada por la Sociedad Geoquímica de Washington. Los investigadores creen que nuestro planeta fue golpeado por un número significativo de asteroides grandes (de más de 10 km de diámetro), y esto habría tenido un efecto significativo en la química cercana a la superficie y en la capacidad de sustentar la vida.
El efecto de una sola colisión de este tipo se demostró hace relativamente poco tiempo con el impacto de Chicxulub hace 66 millones de años, que provocó la extinción de los dinosaurios. Sin embargo, la Tierra primitiva era muy diferente a la Tierra en el momento del impacto de Chicxulub, y también lo eran los efectos de las colisiones.
En la Luna y en otros planetas rocosos pueden verse cráteres de impacto de colisiones similares. Los ecos de estos impactos lejanos pueden verse en la presencia de “esférulas” encontradas en rocas antiguas.
El investigador Simone Marchi, del Instituto de Investigación del Suroeste, en Estados Unidos, informó que han desarrollado “un nuevo modelo de flujo de impacto y lo hemos comparado con un análisis estadístico de los datos de la antigua capa de esférulas. Con este enfoque, descubrimos que los modelos actuales de los primeros bombardeos de la Tierra subestiman gravemente el número de impactos conocidos, tal y como lo registran las capas de esférulas”.
En este sentido, señaló que “el verdadero flujo de impactos podría haber sido hasta un factor de 10 veces mayor de lo que se pensaba en el pe-ríodo comprendido entre hace 3.500 y 2.500 millones de años. Esto significa que en ese período inicial, probablemente fuimos golpeados por un impacto del tamaño de Chicxulub en promedio cada 15 millones de años. Todo un espectáculo”.
“A medida que profundizamos en nuestra comprensión de la Tierra primitiva, descubrimos que las colisiones cósmicas son como el proverbial elefante en la habitación. A menudo se descuidan, ya que carecemos de un conocimiento detallado de su número y magnitud, pero es probable que estos eventos energéticos alteraran fundamentalmente la superficie de la Tierra y la evolución atmosférica”, sostuvo.