CIENCIA

Logran recrear el sabor de distintas cervezas milenarias

Con asesoramiento de un investigador de la UNLP y el Conicet, una empresa recreó variedades egipcias y guaraníes de la bebida y ahora trabajan en una que emula a la primera cerveza documentada de la historia.

Una empresa elaboradora de cervezas artesanales recreó variedades milenarias egipcias y guaraníes con asesoramiento de un investigador del Conicet y ahora trabajan en una que emula a la primera cerveza documentada de la historia, hace más de 7.000 años en China.

El investigador Mariano Bonomo, de la Facultad de Ciencias Naturales y Museo de la Universidad Nacional de La Plata, fue el encargado de aportar la evidencia documental y arqueológica sobre la historia de la cerveza, a partir de los registros históricos sobre los egipcios, la interacción con especialistas en la temática y los datos de sus propias investigaciones relacionadas con la Cuenca del Plata, donde habitaron los guaraníes.

“La propuesta me resultó muy interesante, porque es una manera de llevar el conocimiento científico a otros espacios y a un público que quizás no es el que va siempre a los museos o se interesa por la arqueología”, expresó el experto.

Y agregó: “La primera inquietud de la empresa era hacer la cerveza egipcia. Les propuse apuntar también a algo más sudamericano, por lo interesante que era, por ejemplo, el caso de las poblaciones guaraníes, cuyos primeros registros se remontan hasta hace más de 2.000 años y que tuvieron una gran expansión demográfica a través de los ríos de la Cuenca del Plata y la costa atlántica de Brasil a lo largo de 1.500 años, incluso tiempo después de la invasión española”.

La idea fue utilizar los mismos ingredientes con los que contaban aquellas sociedades: en la versión egipcia se usaron dátiles, miel, trigo espelta y sarraceno, pan y jengibre; en la guaraní, malta de maíz, malta de maíz caramelo, mandioca, algarroba, miel y ananá, para acelerar el proceso de fermentación.

“Ahora seguimos en proceso de sistematizar, fotografiar y subir todo a un sitio online, en el que generamos un repositorio digital de acceso abierto que busca por un lado reducir la manipulación de las colecciones y facilitar el acceso a distancia y, por otro, contribuir a democratizar un poco más el conocimiento, haciéndolo circular públicamente. La idea es que ese material, además de ser usado por colegas del campo científico, pueda servir para la consulta de estudiantes, docentes, escuelas y la sociedad en general”, concluyó el especialista.

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