cultura
La mujer que castró a su pareja por amor
Sada Abe era una geisha que asesinó y castró a quien decía ser el amor de su vida, para no compartirlo jamás con nadie.
A mediados de 1936, una mujer llamada Sada Abe ocupó la primera plana de todos los diarios cuando fue interceptada por la Policía en una posada cercana al volcán Ushima, Japón. Lo cierto es que vagó durante dos días con los órganos genitales de su amante envueltos en papel de diario. Sada y su amante, Kichi Ishida, habían sido vistos juntos por última vez registrándose en un hotel por horas en Arakawa. En su declaración a la Policía, Sada confesó que lo había estrangulado en el clímax del coito y, luego de cortarle los genitales, había dejado escrito con sangre sobre el pecho del cadáver: “Kichi y Sada unidos por siempre”.
Sada Abe nació en Tokio en 1905, era la séptima de un matrimonio de ocho hijos. Su educación fue privilegiada, pero después de ser violada a la edad de 14 años, perdió el control. Eso motivó a sus padres a venderla a una ‘casa de geishas’. La joven había mostrado mucho interés por ser una famosa geisha de Japón. Sin embargo, por haber sido entrenada muy tarde, no lo logró. Fue una de baja categoría que tuvo relaciones sexuales por dinero con otras personas. Durante esta época, las geishas eran consideradas una celebridad que se dedicaban a entretener a las familias más acomodadas, aunque tenían prohibido acostarse con hombres.
Luego se convirtió en una prostituta con licencia hasta que lo dejó tiempo después para ir a trabajar en un lujoso restaurante. Allí conoció a Kichizō Ishida. La noticia del asesinato corrió como la pólvora e impacto mucho a los japoneses de la época. Al ser preguntada por el motivo que le llevó a realizar este terrible acto, la mujer solo se limitó a decir: “Lo amaba tanto que lo quería para mí sola. Pero como no éramos marido y mujer, mientras él viviera podría ser abrazado y tocado por otras mujeres.”. “Sabía que si lo mataba, ninguna otra mujer podría volver a tocarlo, así que lo maté”, siguió afirmando.
La explosión mediática del caso fue tal que durante el tiempo que duró el juicio numerosos espectadores curiosos se agolpaban a las puertas de la corte en la que Abe fue juzgada. De estos momentos, encontramos la famosa fotografía en la que se veía a la acusada con una gran sonrisa, mientras era escoltada por la policía. Luego se supo que Kichi era dueño del bar donde trabajaba Sade y que estaba casado. Kichi y Sade estaban tan obsesionados uno con el otro que se pasaban días enteros en hoteles de cita.
Asimismo, Sada declaró en el juicio: “Es muy difícil decir exactamente qué era lo mejor de Kichi. Pero también es imposible decir nada malo acerca de su aspecto, su actitud, su habilidad como amante, o la forma en que expresaba sus sentimientos. Nunca he conocido un hombre tan absolutamente sexy. Después de haber matado a Kichi me sentí totalmente a gusto, como si una carga pesada se levantara de mis hombros, y experimenté una sensación de claridad absoluta. Tomé sus genitales porque no podía llevarme la cabeza o el cuerpo conmigo. Escogí la parte de él que me traía los mejores recuerdos”.
Uno de los tres jueces del tribunal reconoció luego que estuvo perturbado por la excitación sexual durante todo el proceso. Para estupor de muchos, Sada recibió sólo seis años de prisión y no la pena máxima, como ella había solicitado. Se afirma que cuando fue arrestada por la policía, estaba con el rostro pintado enteramente de blanco y se disponía a ascender al volcán Ushima para inmolarse en su cráter.
La transcripción policial del interrogatorio se convirtió en un bestseller, con el título “Las confesiones eróticas de Sada Abe”, e inauguró un género confesional de autobiografías escritas por mujeres que purgaban penas por crímenes pasionales. No obstante, ninguna alcanzó la popularidad de Sada. Después de la guerra, reapareció en Tokio como mesera de un célebre bar de lumpenazos de la noche llamado Hoshikikusui.
En 1976, se estrenó una película franco-japonesa llamada “El Imperio de los sentidos” que abarca toda su historia y el apasionado romance de la pareja.
