El robot de la NASA cumplió su primer aniversario en el planeta rojo, lugar al que fue a buscar muestras geológicas para su investigación.
La NASA sigue marcando hitos y asombrosos resultados con sus innovaciones técnicas y científicas. Esto logró con el rover Perseverance, que cumplió el primer aniversario de su misión a Marte, donde fue enviado para recolectar muestras geológicas para investigación.
La misión se desarrolla específicamente en el cráter Jezero del planeta rojo, un sitio que fue elegido específicamente porque creen que allí pudo existir un río y las rocas de la zona podrían ser útiles para saber qué pasó con el agua.
“Las rocas recogidas del suelo del cráter por Perseverance subyacen a los sedimentos del delta, por lo que sus edades proporcionarán un límite superior para la edad de formación del delta”, explicó David Shuster, de la Universidad de California.
Los resultados fueron publicados por Shuster y sus colegas de otras universidades en la prestigiosa revista Science. En uno de los artículos, los científicos marcaron: “La principal sorpresa fue que las rocas recolectadas de cuatro sitios diferentes del cráter Jezero han resultado ser rocas ígneas, es decir, formadas por el enfriamiento del magma fundido; son las mejores para elaborar una cronología precisa una vez que las muestras regresen a la Tierra y esas rocas también muestran evidencia de haber sido alteradas por el agua”.
Asimismo, en los artículos marcaron que desde una perspectiva de muestreo, lo que ha conseguido el rover es muy importante porque el hecho de que haya evidencia de alteración acuosa de rocas ígneas. “Son los ingredientes que entusiasman a la gente, ya que ayudan a comprender las condiciones ambientales que podrían haber sustentado la vida en algún momento”, marcó Shuster.
“Sabemos que el lago estuvo allí después de que se formaron las rocas ígneas. Y esto permitirá abordar algunas cuestiones importantes: ¿Cuándo fue el clima de Marte propicio para lagos y ríos en la superficie del planeta? ¿Y cuándo cambió a las condiciones frías y secas que vemos hoy?”, marcó a su turno el investigador Kenneth Farley, otro de los autores.
El experto recordó que durante los primeros nueve meses no tenían en claro de qué tipo de rocas se trataba. “Y la forma de esas rocas ígneas es bastante sorprendente, porque no parecen simples rocas volcánicas que fluyeron hacia el cráter. En cambio, parecen algo que se formó en profundidad y se enfrió gradualmente en una cámara de magma más grande”, explicó.