En diálogo con diario Hoy, Fernanda Ceriani señaló que se trata de “un enorme reconocimiento” y relató las dificultades que atraviesan las mujeres en la carrera científica.
La ciencia argentina alcanzó un nuevo hito luego de que la Organización Europea de Biología Molecular (EMBO) -prestigiosa organización que contuvo a 90 ganadores de Premios Nobel- incorporó a la cuarta persona investigadora de Argentina y la primera mujer, la jefa del Laboratorio de Genética del Comportamiento de la FIL a la agencia CyTA-Leloir, Fernanda Ceriani.
La reconocida investigadora, que también es parte del Conicet, dialogó en exclusiva con diario Hoy y señaló que se trata de “un enorme reconocimiento” y relató las dificultades que afectan a las mujeres en la carrera científica.
—¿Qué representa para usted ser parte de esta prestigiosa organización?
—Recién estoy entrando, así que con el tiempo voy a descubrir lo que representa pero, sin dudas, es un paso desafiante y un espaldarazo que nos hayan elegido para ser parte de la organización. EMBO es muy activa en diferentes aspectos del quehacer científico, tienen programas de fortalecimiento en distintas etapas de la carrera, tienen becas y revistas científicas de renombre. Los miembros se reparten en esas funciones y me gustaría mucho participar en lo que tiene que ver con género y ciencia. En general, quienes nos dedicamos a la investigación estamos en constante evaluación cuando buscamos fondos, cuando presentamos algo, para todo hay que demostrar que estamos activos y pujantes, lo que es un enorme reconocimiento.
—En ese plano, ¿qué significa ser la cuarta representante argentina y la primera mujer?
—Es una gran sorpresa, no es un objetivo que me había propuesto porque uno siempre piensa que algunas cosas son inalcanzables. No me puedo quejar, tuve éxito y reconocimiento en mi vida científica pero no son objetivos que uno se plantea, que me hayan nominado me resultó y me hizo sentir muy bien y que esto haya sido validado por los miembros actuales es muy importante, es un reconocimiento al trabajo de mi equipo.
No me sorprende que los anteriores hayan sido hombres, porque a pesar de que los números cambiaron recientemente, siempre pasó lo mismo en todos los estratos, hay menos mujeres en las etapas más avanzadas por todas las razones que conocemos, entre ellas la aceptación inherente de las mujeres en este ámbito; espero que sirva para visibilizar. En los últimos años se hizo mucho trabajo para visibilizar la posición de las mujeres en la ciencia en la Argentina y en el mundo, y este es un paso más.
—¿Qué mensaje les daría a las jóvenes que quieren seguir la carrera científica?
—Esta es una profesión como todas las otras y demanda todo lo que uno esté dispuesto a dar por ella, siempre va a haber escollos en el camino, pero cuando uno ama lo que hace encuentra la fuerza. Tengo tres hijos y me ha pasado de tener que justificar ausencias por estar trabajando, algo que le pasa a muchas otras mujeres. Esta es una carrera que es un desafío impresionante y te devuelve mucho. Cuando uno ama lo que hace y hace lo que quiere es muy afortunado y no es una tarea sencilla, pero vale infinitamente la pena, más allá de cualquier mención que te hagan. Hacerse una pregunta, pensar cómo responderla y que la Biología ayude a contestarla es fantástico, impagable.
—¿Qué hace falta para garantizar la participación de más mujeres y disidencias en la ciencia?
—Hay distintos niveles en los que se puede profundizar. La carrera científica tiene distintas etapas y la que se espera que uno sea más productivo coincide con la etapa reproductiva y eso afecta particularmente a las mujeres porque por más que los hombres se comprometan y trabajen a la par, siempre va a significar algo más cursar el embarazo y las primeras etapas de las maternidades. Eso impacta en una carrera que tiene un nivel de competitividad grande.
Lo que se ha hecho en otros lugares es no usar el tiempo como una métrica, los tiempos tienen que ser diferentes porque las tareas y responsabilidades son distintas. También hay cuestiones que tienen que ver con los prejuicios en contra de las mujeres y disidencias en la ciencia, porque hay una cuestión de educación. Es un trabajo continuo y empieza con la educación, sacarse de la cabeza que algo es para uno o no lo es, es algo que hay que inculcar desde chiquitos.