Señor, ¡con el circo a otra parte!

En 25 y 520, dentro de un previo privado, iba hacerse un show circense, pero el dueño acusó a las autoridades de poner palos en la rueda. Se mudaron a Ensenada

Frente a un famoso hipermercado, hace veinte días se vio llegar unos cinco camiones y casillas rodantes. Llegaba a la ciudad el circo “Galax”. Su responsable administrativo, Gustavo López, nunca imaginaría a los 63 años y con cuarenta de experiencia en shows, lo que le depararía el destino La Plata 2018. Su negocio no pudo arrancar. Y se lo explicó paso a paso a diario Hoy. “Mi interés no es hacer publicidad, solo que se sepa cómo actúan los agentes municipales”.

López relató que “hace unos meses vine personalmente y pedí en la Torre la correspondiente instalación del circo. Me dieron una serie de requisitos, hice los trámites, nos preparamos como siempre… Si me hubieran dicho ‘usted no puede instalar un circo en esta ciudad, ¿para qué voy a venir?”. Entre las exigencias y todas las tareas para llegar a nuestra ciudad, llevaba gastados $60.000.

El hombre nacido en Bahía, que tiene en el staff de acróbatas, magos, payasos, equilibristas, trapecistas y bailarinas, a gente de distintos puntos del país, mostró los papeles  de la documentación. Después, narró las viscisitudes a las que él llamó “burla”.

“El primer día, estábamos metiendo el material en el terreno, cuando viene Control Urbano y nos hace un acta de clausura. ¿Clausurando qué?, les decimos… Estábamos llegando al predio privado. Pidieron también el permiso de espacios públicos, pero estábamos en un espacio privado, y además los circos no están permitidos en los espacios públicos, sea una plaza o la República de los Niños. Y hasta llegaron a decirme que tenía que conseguir un permiso de espacio aéreo, cosas sin sentido, si no tengo aviones (lanzó una risa)”.

Entre tantos cachetazos, una buena

“Lo mío es un negocio, puedo perder o ganar, son las reglas de juego. Perdería si abro las puertas y no viene nadie. Pero no voy perder porque vos me hagas cerrar las puertas, es jugar en contra, e incluso con toda la documentación que me exigió la Agencia Platense de Recaudación (APR) y que había cumplimentado”. De hecho, en una de esas hojas, se les llegó a escribir sobre la marcha más exigencias, que agregaron con una lapicera.

Porque “no tienen habilitación”. Como querés que la tenga, si no me la das. Nunca vinieron a hacer inspección. Entre los trámites, tenía sellados e informe técnico de Bomberos, informe de seguridad e higiene hecho por un ingeniero, seguro especial para un beneficio de la municipalidad, y otra documentación para este tipo de eventos.

“Ya me echaron, y de hecho me voy porque me voy, porque el predio es privado. Porque además necesito seguir trabajando y la gente tiene que cobrar si se hacen funciones. Es una rueda esto”, finalizó López.

Las fuentes de trabajo quedaron aseguradas, en Ensenada, que les abrió las puertas en Camino Rivadavia y La Montonera. El circo, que es sinónimo de diversión, de payasos que se dan “cachetazos”, pero nunca, desde diciembre de 2001, cuando Galax abrió su carpa de alegrías, nunca tuvo que desmontar sin haber hecho una sola función.