Pérdida de agua, calles rotas y ninguna respuesta
De no conocer, pasar por allí en moto o en bicicleta podría ser de extremo peligro.
La organización que construyó 96 aulas en Mozambique planea continuar con la tarea social en Chaco, siempre y cuando las condiciones sanitarias lo permitan.
18/09/2020 - 00:00hs
Aunque la pandemia de coronavirus modificó los planes de acción, los objetivos de “Somos del Mundo” nunca cambiaron. Esperanzados, ya abrieron nuevamente la inscripción para que
personas solidarias, con ganas de transformar y de empaparse de una cultura diferente puedan viajar a Chaco, en marzo de 2021, a las comunidades rurales de El Boquerón.
La organización que promueve programas de desarrollo de habilidades para el impacto social tiene tres sedes, ubicadas en Buenos Aires, Rosario y Córdoba, y “trabaja por un mundo donde las personas generen transformaciones positivas y útiles”.
A lo largo de casi una década, 245 participantes construyeron 96 aulas en 63 comunidades de Mozambique, y están terminando de edificar un Salón de Usos Múltiples (SUM) y de refaccionar un Centro Comunitario que beneficiará a 50 familias que residen cerca de la ciudad chaqueña de Tres Isletas.
Diario Hoy entrevistó a la directora ejecutiva de “Somos del Mundo”, Brenda Bote, para conocer cómo surgió y cómo funciona la organización que lidera junto al director técnico, Pablo Medero, y al fundador, Manuel Sauri, y que invita cada año a nuevos participantes que quieran sumarse al proyecto.
–¿Cómo surgió la organización “Somos del Mundo”?
–Hace casi 10 años, un grupo de amigos que trabajaba en proyectos benéficos decidió hacer un viaje a África para mezclar vacaciones con un fin social. Una vez que llegaron a la comunidad Mangundze, observaron qué sucedía en ese lugar y cuáles eran las necesidades reales de los pobladores. Empezaron a ver que la infraestructura de las escuelas rurales no acompañaba, ya que muchas aulas se crean al aire libre y los chicos estudian debajo de los árboles. Realmente, ese es un gran problema, debido a que si llueve no hay clases, y si hace mucho calor, tampoco.
Como muchos de los jóvenes que viajaron venían de la organización Techo, conocían cómo construir y en seis meses levantaron dos aulas. Cuando volvieron y compartieron la experiencia, otras personas quisieron sumarse, y así surgió este sueño.
–¿Cuáles son las exigencias que deben cumplir los voluntarios?
–En principio, lo que se necesita son ganas de generar un impacto positivo. Además, pedimos que tengan los fondos para cubrir los gastos. Por otro lado, cada participante debe pagar una inscripción que se destina a la formación. Por ejemplo, quienes viajan a Mozambique tienen una capacitación semestral en la que se busca fortalecer habilidades y otorgar herramientas para que puedan desarrollarse correctamente en el proyecto. Aprenden portugués y shangana, cultura, construcción, y también se brinda una capacitación en cuanto a herramientas financieras para que logren recaudar el dinero para construir las aulas.
–¿Cómo es el trabajo que realizan en el territorio?
–En Mozambique, el equipo está un mes para construir dos aulas, y hasta este año, viajábamos en dos grupos, en enero y febrero. Si la situación sanitaria lo permite, en marzo de 2021 estaremos en Chaco, con los que se inscriban en esta etapa, refaccionando un Centro Comunitario y construyendo un SUM.
Nuestro objetivo es sumar y no restar en las comunidades, ni tampoco realizar alteraciones en sus culturas. Apuntamos a voluntariados responsables, es decir, no caer en una comunidad a hacer lo que nosotros consideramos que ellos necesitan, sino planificarlo de una manera conjunta.