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Si bien originalmente se plantaron sobre la calle 47, el naranjo agrio o silvestre se extendió por distintos puntos de la ciudad. Sus esencias se usan en perfumería, las hojas son empleadas en medicina popular y los frutos sirven para bebidas y mermeladas.
29/04/2022 - 00:00hs
Dentro del plan fundacional de La Plata, el trazado urbano y forestal fue una de las grandes claves: plazas cada seis cuadras y plátanos robustos para techar las avenidas 51 y 53, tilos germanos (Tilia viridis notho subsp. moltkei, una variedad no medicinal) en la avenida 7, nogales negros en 37, tipas, jacarandás y araucarias punteando aquí y allá la sintaxis verde de la ciudad. En el marco de ese mapa, los naranjos ocupan un lugar icónico para los platenses, muy especialmente durante todos estos meses iniciales de otoño. Dispuestos originalmente sobre la calle 47, actualmente siguen allí, pero también perfuman otras calles centrales.
“El naranjo agrio o naranjo silvestre (Citrus x aurantium) es de origen híbrido, entre Citrus maxima o pummelo (ojo que no es el que llamamos pomelo nosotros) y Citrus reticulata, nuestro mandarino”, explicó Néstor Bayón, titular de la cátedra de Sistemática Vegetal de la Facultad de Ciencias Agrarias y Forestales y director del Jardín Botánico y Arboretum Carlos Spegazzini. “Esta especie es exótica, originaria del sureste de Asia. Está naturalizada en el Noroeste argentino (Salta, Jujuy y Tucumán) y también en el Noreste (Misiones)”, agregó.
Los naranjos platenses llegaron de la mano de los europeos y prosperaron en nuestra región. Al margen del sabor, hay algunas otras características que nos permiten distinguir este árbol del que provee las naranjas que conseguimos en cualquier verdulería. “En los Citrus, los pecíolos de las hojas cuentan con un ala a cada lado del mismo”, apuntó Bayón. “En el naranjo dulce las alas son de menor tamaño que en el naranjo agrio”. Aunque florece durante la primavera, su gran momento está concentrado exactamente ahora, cuando fructifica. Es decir, desde marzo y hasta el mes de junio.
“En cuanto a los usos, son múltiples”, explicó Bayón. “Sus esencias se usan en perfumería, los frutos son comestibles, pero por lo ácido que son no se comen directamente, sino en dulces y mermeladas y se hacen bebidas. Sus hojas son empleadas en medicina popular en infusiones como febrífuga, digestiva, hipotensora, entre otros usos. El año pasado, de hecho, una iniciativa del Banco Alimentario, filial La Plata, llamada Misión Naranja, reunió a voluntarios precisamente para cosechar el fruto de los naranjos silvestres plantados en las veredas del centro de la ciudad. Su objetivo era hacer mermeladas con este producto natural y al alcance de todos para luego repartirlas en distintos comedores de la ciudad”, contó el profesor.