Especialistas consultados por diario Hoy destacaron la importancia de promover una economía circular y así evitar el desperdicio de alimentos, que ronda las 1.300 millones de toneladas anuales.
Las estimaciones internacionales sugieren que, para mitad de siglo, el aumento de la población global generará una mayor demanda de alimentos, entre un 50% y un 70% superior a la actual.
Más allá de esta advertencia, el acceso a productos alimenticios no debería ser un problema, teniendo en cuenta que hoy en día se desperdician cerca de 1.300 millones de toneladas de comida por año.
Si bien la cantidad de alimentos que existen sirven para abastecer con creces a la población mundial, el último informe de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés), advierte que hay más de 690 millones de personas con hambre.
En este sentido, especialistas consultados por diario Hoy destacaron la importancia de promover una economía circular, que permita una distribución más equitativa de los alimentos y reduzca la cantidad de desperdicios que se generan año tras año.
“Me gusta pensar al alimento como un producto dentro de lo que es el concepto de economía circular, es decir, un producto pensado hasta el fin de su ciclo de vida, un alimento útil y funcional en todo su sentido que, cuando termina ese ciclo, puede ser reutilizado”, señala Gastón Zappalá, director general del Banco Alimentario de La Plata.
Para Zappalá, llegó la hora de “repensar un modelo distinto al de los años 50”. Y advierte: “Extraer, producir, consumir y tirar, ese modelo quedó obsoleto”.
Por su parte, Verónica Ramos, directora ejecutiva de Ecoplas, una asociación civil sin fines de lucro especializada en plásticos y medioambiente, explicó: “La economía circular es un nuevo modelo de producción y consumo que aprovecha más racionalmente los recursos, reduce el desperdicio y cuida el medioambiente. En contraposición a un modelo agotado, lineal, de extracción, consumo y descarte”.
En este modelo circular, los materiales como papel, metales, cartón, vidrio y el plástico se transforman continuamente: de recurso a producto, para volver a reciclarse en otro elemento. De esta manera, se aprovecha al máximo cada materia prima.
“Implica también un cambio de cultura del consumo con prácticas que involucran a los consumidores mediante las 3R (reducir, reutilizar y reciclar), pero también a las políticas públicas en educación, en gestión de los residuos sólidos urbanos y en el compromiso del sector privado. Para fortalecer estos procesos de cambio son necesarias estrategias completas, que incluyan decisiones individuales y colectivas”, explicó Ramos.
De acuerdo a un estudio liderado por Ecoplas, en Argentina, solo seis de cada 10 personas reciclan. El 80% de los que no lo hacen demostró interés y ganas de separar su basura, pero no cuentan con la información, la educación o la infraestrucura necesaria para hacerlo.
“Hoy tenemos la oportunidad y la responsabilidad de reciclar más. En Argentina actualmente se reciclan 241.000 toneladas de plásticos pero la industria recicladora tiene el 40% de su capacidad ociosa por falta de materia prima”, concluyó la especialista.
Destacan el rol de los plásticos en la economía circular
En la actualidad, el plástico puede ser reciclado mediante dos técnicas: la mecánica y la química. La primera implica un proceso físico-mecánico que permite su posterior utilización para producir nuevos productos. Por su parte, el reciclado químico convierte los residuos en sus componentes originales, recuperando materia prima de calidad.
“Es fundamental concientizar de que tenemos la oportunidad de separar y recuperar más plásticos, un recurso para fabricar nuevos productos con triple impacto: ambiental, económico y social”, explicó Ramos a diario Hoy.
“Los plásticos tienen mucho para dar en la economía circular. Son materiales 100% reciclables y unos de los más utilizados. Actualmente, en Argentina hay productos de todo tipo de plásticos reciclados y se están explorando nuevos métodos de valorización de plásticos como los de recuperación energética”, agregó la directora ejecutiva de Ecoplas.
De acuerdo a un estudio liderado por la asociación ambientalista, en el país se producen 1,1 kilogramos de residuos sólidos urbanos (RSU) por habitante, de manera diaria. Al año, esta suma representa 14 millones de toneladas.
Según los datos oficiales, la disposición de RSU es del 43% en los basurales a cielo abierto, lo que representa un impacto ambiental importante desde el punto de vista sanitario, ya que se generan líquidos que contaminan las napas y los cursos de agua.