cultura
Un personaje de Bioy Casares en La Plata
El autor de La invención de Morel publicó en 1985 una novela que cuenta las andanzas de un fotógrafo en nuestra ciudad.
Considerado uno de los escritores más importantes de la literatura argentina, la obra de Adolfo Bioy Casares es vasta, ya que fue autor de cuentos, novelas y ensayos. La invención de Morel es uno de sus libros más destacados y se lo pondera como un clásico latinoamericano. A su vez, ha marcado la historia de la mano de sus colaboraciones con Jorge Luis Borges –a quien conoció en 1932-, con quien escribió numerosos textos, empezando por el folleto de un yogurt de una importante empresa lechera de propiedad de los Bioy.
Bioy Casares fue bautizado como el maestro del cuento y del género fantástico por su capacidad de combinar una descripción detallada y el mundo metafísico. En 1985, no obstante, publicó una novela donde las peripecias de su protagonista transcurren en nuestra ciudad, titulada Las aventuras de un fotógrafo en La Plata.
El libro narra las andanzas de un joven fotógrafo provinciano, Nicolasito Almanza, que llega a La Plata con el encargo de fotografiar las maravillas arquitectónicas de la ciudad para una publicación editorial. A poco de llegar a destino, el personaje principal tiene un encuentro casual con una familia desconocida, el señor Lombardo y sus dos hijas, Griselda y Julia, quienes lo invitan a desayunar bajo falsos pretextos al advertir en él una inquietante semejanza con un hijo desaparecido en circunstancias extrañas.
A partir de aquel encuentro, el inocente fotógrafo queda atrapado en el mundo misterioso de Lombardo, que lo trata como a un hijo y quiere usarlo para cobrar un seguro de vida, atraído por la seducción de sus dos hijas, con las que mantiene un triángulo amoroso. Al mismo tiempo, un grupo de amigos intenta apartarlo de esa familia de dudosas intenciones.
Esta historia, tan cercana al lector platense por su geografía y el devenir de su prosa, está marcada por los acontecimientos extraordinarios, y parece no tener el final que todos esperan: la reunión de los enamorados. Sin embargo, eso es algo que deben decidir los propios lectores, pues su final abierto invita a dejar volar la imaginación.
A pesar de que la novela se publicó en un contexto en el que ya habían pasado tres años de la recuperación de la democracia, con el gobierno radical del doctor Raúl Alfonsín, la tranquilidad aún no se había recobrado. Probablemente esta novela sea una reacción tardía de Bioy hacia la dictadura militar, desde la democracia. Así como en el Diario todavía había ecos de la crítica al peronismo a más de una década de su caída,”La aventura… es probablemente la respuesta al gobierno totalitario, pero sólo cuando se ha llegado a la otra orilla, en este caso, la democracia. Es decir que, aunque publicada en 1985 esta novela refiere claramente al período que va de 1976 a 1983. En el único texto de Bioy ambientado en nuestra ciudad, se alude al tema de los desaparecidos: “No creo que uno pueda soñar una pesadilla tan terrible y no seguir escribiéndola al despertar”, dijo el escritor que durante los años de la dictadura guardó silencio, pero con la recuperación de la democracia revisó críticamente su actuación.
El llamado «Proceso de Reorganización Nacional» que planteó la Junta militar, implicó secuestrar, torturar y asesinar en la clandestinidad a más de 30.000 personas que supuestamente -ya que jamás hubo juicios ni pruebas- habían participado en actividades terroristas o subversivas. La novela de Bioy Casares tiene el clima que dominaba la Argentina durante esa década y que aún permanecía como un halo imborrable de temor después de tres años de democracia.
La obra Bioy Casares es extensa y se caracteriza por la precisión narrativa que explora y combina el mundo fantástico con el real. Es conocido por crear con su relato un clima atrapante e intrigante para el lector. Fue reconocido con el Premio Nacional de Literatura y el Premio Cervantes en 1990.