Luego de las reiteradas denuncias, habitantes del barrio se agruparon contra las autoridades, en reclamo de mejores condiciones de salubridad en la zona.
Los vecinos de Hernández se mantienen movilizados ante la desidia municipal que ha permitido que se acumulen basura y desechos fétidos, que enrarecen el ambiente al punto de volver muy difícil la vida cotidiana. Para cubrir las apariencias, la Municipalidad de La Plata se limita a hacer esporádicos actos presenciales y ensayar remedios que no resuelven el problema de fondo.
Los vecinos autoconvocados han decidido reunirse hoy a las 17 para deliberar sobre la manera de continuar con el reclamo. A tales efectos, tendrán un encuentro con el delegado Claudio Fiorellino, a quien le enrostrarán por enésima vez la gravedad de la situación que padecen y le urgirán a que tome medidas inmediatas.
Los vecinos descubrieron lo estéril de practicar soluciones individuales, por ejemplo agotar la paciencia llamando al número 147 (Servicio Único de Atención Vecinal); recurrir a la Defensoría de La Plata, como así también al Centro Comunal José Hernández. Como no obtuvieron con ninguna de esas gestiones resultado alguno, decidieron agruparse para unir fuerzas en el reclamo y hacer frente colectivamente al abandono de las autoridades municipales.
A partir de la pandemia, los vecinos comenzaron a notar fuertes olores a basura y comprobaron rápidamente que provenían de la propiedad situada en la calle 512 bis entre 24 y 25, sin número expuesto, lindante con un Supermercado Chino, cuya numeración es 2904.
Tras haber sido denunciado infinidad de veces, se acercaron finalmente algunos inspectores de Control Urbano. Pero, según los testimonios vecinales, lo único que hicieron fue “contrastar que lo denunciado por los vecinos es real, comprobando a través de un terreno lindero que los olores nauseabundos se deben no solo a la basura sino también a la existencia de animales varios como son chanchos, gansos, cabras, gallinas, caballos, patos”.
De esta manera, los animales conviven con la basura y todo esto genera los “olores nauseabundos”. También se favorece la proliferación de moscas y mosquitos, convirtiendo el lugar en un posible foco de dengue.