Pino Imperatore: El asesino en su salsa
La historia sucede en la impredecible ciudad de Nápoles. Todo parece transcurrir plácidamente en el barrio Mergellina, cuando todo el lugar se sacude desde sus cimientos con el asesinato de un niño.
CulturaLe otorgaron el galardón de Medicina en 1970, por sus investigaciones sobre neurotransmisores. Reconoció que lo sustancial de su formación se lo debía a Bernardo Houssay, quien había recibido esa distinción en 1947.
30/04/2021 - 00:00hs
Ulf Svante Von Euler nació en Estocolmo, Suecia, el 7 de febrero de 1905. Se doctoró en Medicina a los 25 años y profundizó sus estudios en Inglaterra, Bélgica, Alemania y Argentina. En 1957 fue nombrando miembro de la Fundación Nobel, dejando de participar en la adjudicación de los premios cuatro años antes de que se le concediera a él.
Fue uno de los descubridores de la llamada sustancia P, ubicada en el sistema nervioso central y periférico, y asociada con la transmisión del dolor. En Estocolmo continuó con sus investigaciones sobre sustancias activas o neurotransmisores, descubriendo la noradrenalina y su acción sobre los mecanismos involuntarios, como la respiración.
Decía dedicarse a la ciencia por una vocación heredada –su padre, Hans Von Euler Chelpin, ganó el Nobel de Química en 1929–, y a las facilidades otorgadas por Suecia para los científicos.
Aseguraba que estadísticamente puede decirse que, de los científicos que han existido en todos los tiempos desde que el mundo es mundo, el 90% vive en la actualidad: “Esa multitud de investigadores brinda una cantidad amplísima de información que hace más difícil organizar los datos que se obtienen. Tenemos demasiada información que no es lo único que necesitamos, sino también conocimientos, que es una cosa distinta”.
El Premio Nobel se le confirió por sus descubrimientos concernientes a las transmisiones químicas en las terminaciones nerviosas y el mecanismo de almacenaje y de inactivación de estos neurotransmisores.
Siempre destacó el papel central que tuvo la Argentina en su formación científica: “El tiempo que estuve en ese país, entre 1946 y 1947, lo aproveché para trabajar con el profesor Eduardo Braun Menéndez, quien hacía grandes descubrimientos sobre las sustancias que producen hipertensión arterial”. Pero lo más productivo que hizo en nuestro país, desde el punto de vista científico, fue integrar el grupo de trabajo de Bernardo Alberto Houssay: “Trabajar en su laboratorio fue fundamental para mis investigaciones”. Houssay ya había ganado por entonces el Premio Nobel de Medicina por su descubrimiento sobre el papel que desempeñan las hormonas pituitarias en la regulación de la cantidad de azúcar en sangre (glucosa).
Su gratitud hacia el científico argentino llegaba al punto de incluir, en su cátedra de Fisiología del Instituto Carolino de Estocolmo –una de las más altas casas de estudio a nivel universitario–, una clase dedicada a explicar la importancia de los aportes de Houssay, de quien se enorgullecía haber sido no solo su discípulo, sino también su amigo.