Ayer se cumplieron 3 décadas de la renuncia de Gorbachov y la disolución de la URSS.
El 25 de diciembre de 1991 el mundo vivió un acontecimiento histórico trascendente pero no tan inesperado. El presidente Mijail Gorbachov anunció por la televisión su renuncia como presidente de la URSS y la disolución del histórico bloque conformado por 15 naciones.
El discurso televisado duró apenas un minuto y 12 segundos y allí Gorbachov comunicó al mundo el fin, tras 74 años de historia, de la federación de naciones comunistas que supo competir, en su momento de gloria, con EEUU, dividiendo al mundo en dos. Pero el poderío de la potencia mundial del viejo continente había entrado en crisis hacía unos años, y pese a las reformas sociales y económicas que había propuesto Gorbachov, ya era demasiado tarde.
Dos hechos fundamentales golpearon a la URSS de forma previa: La caída del Muro de Berlín y el derrumbe de varios regímenes socialistas de Europa del Este en 1989, antecedentes que señalaban el fin de la Unión Soviética.
Finalmente, el 25 de diciembre de 1991, el mundo entero vio por los diferentes canales de noticias cómo aquella bandera roja, levantada por los revolucionarios comandados por Lenin y Trotsky, símbolo histórico del comunismo, flameó por última vez.
La potencia soviética que le había disputado el liderazgo mundial a EEUU dejó de existir de la noche a la mañana.