A 52 años del fallido lanzamiento del cohete soviético para llegar a la luna

El N1 fue la propuesta soviética para alcanzar la superficie lunar antes que el Saturno V. Sin embargo, el proyecto estalló en mil pedazos.

Bien es conocida la historia del Saturno V, el cohete norteamericano diseñado por Wernher von Braun que puso al hombre por primera vez en la superficie de la Luna. Sin embargo, durante la carrera espacial, la Unión Soviética también tenía planes similares que explotaron en una nube de oxígeno, nitrógeno y metal.

En 1969 el programa Apolo ya estaba casi listo para poner a un hombre en la Luna, objetivo que conseguiría el 20 de julio de ese año. Los soviéticos advirtieron que estaban varios pasos atrás así que se apresuraron a crear un prototipo funcional del N1 que, para ese entonces, ya llevaba varios años de desarrollo.

A diferencia de lo planeado por NASA, la Unión Soviética pretendía enviar dos cosmonautas a la órbita lunar y uno solo a la superficie. Para ello utilizarían una nave Soyuz modificada (llamada Soyuz7K-LOK) para soportar el viaje y que serviría para volver a la tierra y un módulo de aterrizaje lunar LK con capacidad para un cosmonauta.

Otra diferencia importante, y que elevaba la peligrosidad de la misión, era que el cosmonauta que aterrizaría en la luna, debería entrar en el módulo lunar desde afuera ya que no había un pasillo que comunicara la Soyuz con el LK como sucedía en las misiones Apolo.

El N1 fue diseñado por el mítico ingeniero Sergei Koroliov, jefe de la oficina de diseño OKB-1. El resultado fue un cohete monstruoso de cinco etapas, 2,750 toneladas, 105 metros (un poco menos que el Saturno V) y 17 metros de diámetro.

En la primera etapa contaba con 30 motores NK-15 que debían funcionar de forma coordinada para generar el impulso suficiente para levantar a la bestia, otros 8 motores en la etapa 4, 4 motores NK-21 en la tercera y un motor NK-19 en la cuarta etapa.

La llamativa cantidad de motores, según cuenta el mito, se debe a un enfrentamiento entre Koroliov y Glushkó, el ingeniero encargado de diseñar los motores. En resumen, los ingenieros no estaban de acuerdo en que combustible utilizar y como Glushkó se negó a fabricarlos, Koroliov buscó ayuda en Nikolái Kuznetsov.

Kutznetsov no tenía experiencia en fabricar motores de cohetes sino de aviones, y así nació el NK-15, un motor poco potente del que se necesitaban 30 de ellos mientras que el Saturno V norteamericano que solo usaba 5 F-1.

Sin embargo la realidad demostró que el NK-15 era un buen motor bastante avanzado para la época. Lo que sucedió es que no había tiempo ni dinero y por eso nunca se desarrolló un sistema automático para controlar el funcionamiento de los motores. Eso llevó a las sucesivas fallas y a que el proyecto nunca despegara del suelo.

El cohete tuvo 4 vuelos y los cuatro fracasaron. El primer intento fue el 21 de febrero de 1969, los 30 motores de la primera etapa se apagaron repentinamente y destruyeron la rampa de lanzamiento por completo. El siguiente fue en agosto, si bien logró elevarse varios kilómetros, el N1 explotó. El último vuelo fue en 1972 pero tampoco hubo suerte y finalmente el programa se canceló.

El fracaso del N1 se conoció recién en occidente durante la década de los 90 y solo en ese momento se supo lo lejos que había llegado el programa espacial soviético. Si bien la Unión Soviética nunca llegó a la Luna, los motores desarrollados para el N1 aún hoy se utilizan.

 

 

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