Alemania dejará de importar carbón y petróleo rusos, pero seguirá comprando gas

El gobierno alemán no tiene capacidad para importar gas líquido de otras naciones. Recientemente, como parte de las sanciones y bajo la presión de Estados Unidos, congeló la certificación del gasoducto Nord Stream 2, cuya construcción se concluyó en septiembre pasado.

Alemania quiere prescindir del petróleo y del carbón importado desde Rusia antes de fin de año como represalia por la invasión a Ucrania, aunque no hará lo mismo con el gas, dado que el país no tiene capacidad para importarlo de otro lugar, informó el ministro de Economía alemán.

“Cada día, casi cada hora, de hecho, estamos diciendo adiós a las importaciones rusas”, expresó el ministro Robert Habeck al periódico Frankfurter Allgemeine Zeitung.

“Si lo logramos, seremos independientes del carbón ruso en otoño (septiembre-diciembre), y casi independientes de su petróleo a final de año”, añadió.

Por el contrario, respecto al gas, parece más complicado que Alemania abandone las importaciones procedentes de Rusia, ya que no tiene capacidad para importar gas líquido, aunque estén trabajando en ello, según dijo el ministro.

La nación europea importa actualmente de Rusia un tercio de su petróleo y casi el 45% de su carbón, según las estadísticas del gobierno. Respecto al gas, en 2020 suponía algo más del 50%.

Durante la última década, la dependencia gasística de Alemania con los rusos pasó del 36% de las importaciones totales en 2014, al 55% ahora.

En ese sentido, los dirigentes de la mayor economía de Europa son reacios a las demandas de los aliados occidentales de imponer un embargo sobre el petróleo y el gas.

Habeck reiteró su oposición a un embargo inmediato sobre las importaciones de energía rusa, como exigen varios países del este del viejo continente.

Esto provocaría, según el funcionario alemán, problemas de abastecimiento para el invierno del año que viene, así como una crisis económica, una fuerte inflación, el aumento del precio de la energía, y la desaparición de miles de puestos de trabajo.

Como parte de las sanciones, el gobierno de Alemania congeló la certificación del gasoducto Nord Stream 2, cuya construcción se concluyó en septiembre pasado.

Este colosal proyecto de dos tuberías con una longitud total de 1.234 kilómetros tenía previsto suministrar gas ruso a Europa a través del mar Báltico pero, según sus detractores, entre ellos Estados Unidos, iba a llevar al continente a ser más dependiente de Moscú.

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