Los ciudadanos estadounidenses acudieron a las urnas para definir quién tendrá el control del Congreso, en lo que significa la primera “prueba de fuego” para la presidencia de Joe Biden.
Se desarrollaron en Estados Unidos las primeras elecciones intermedias, cuyos resultados significarán una “prueba de fuego” para la presidencia de Joe Biden, ya que se puso en juego nada más y nada menos que el control del Congreso. Al cierre de esta edición, los demócratas alcanzaban los 40 escaños en el Senado, contra 37 de los republicanos. En tanto, en la Cámara de Representantes, los demócratas estaban abajo, con 24, contra 48 de los republicanos.
Pese al triunfo ante Donald Trump, el gobierno de Joe Biden (Partido Demócrata) atravesó serios inconvenientes políticos relacionados especialmente con los embates económicos y el incremento de la inflación.
“Si perdemos la Cámara de Representantes y el Senado, van a ser dos años horribles”, dijo Biden ante algunos votantes reunidos en un hotel donde no se permitían las cámaras. “La buena noticia es que tendré una lapicera del veto”, reportó la señal internacional CNN.
En la jornada del martes, hubo problemas con las máquinas de votación (en Estados Unidos el voto es electrónico) en algunos lugares del condado de Maricopa, Arizona. Esto fue caldo de cultivo para los seguidores del expresidente Donald Trump, que había agitado el fantasma del fraude, aunque sin pruebas.
Así también hubo casos que llamaron la atención, como que la administración de Ron DeSantis en Florida (Partido Republicano) se negó a permitir que los monitores electorales del Departamento de Justicia ingresaran a los lugares de votación en el sur del condado y dijo en una carta que la participación del gobierno federal sería “contraproducente” y violaría la ley estatal, según informó The Washington Post. Sin embargo, ganó la reelección.
Es que no solo se puso en juego el control parlamentario, sino también los Ejecutivos de más de 30 estados. Los republicanos ganaron las gobernaciones de Florida, Alabama y Tennessee, y los demócratas, Illinois, Maryland y Massachusetts.
La campaña que antecedió a esta elección volvió a poner de manifiesto la marcada división política de Estados Unidos y agitó fantasmas sobre su compromiso con un futuro democrático, en medio de una alarmante desconfianza en la fiabilidad del sistema electoral. Esto se tradujo en acciones violentas en la sociedad, como el caso de West Bend, Wisconsin, donde la Policía arrestó a un hombre armado con un cuchillo que exigió “detener la votación” en uno de los establecimientos.
Según un informe de Edison Research, la inflación es la principal preocupación de los votantes en las elecciones intermedias de este año, y en segundo lugar, el acceso al aborto. En menor medida, señalaron como problemas el crimen, la política de armas y la inmigración.
Cabe recordar que los republicanos tenían el objetivo de conquistar cinco bancas para quedarse con la mayoría. Es que, de los 64 escaños de la Cámara calificados como competitivos por el Informe Político de Cook, 23 están en manos del Partido Republicano y 41 de los demócratas. En tanto, en el Senado los republicanos necesitan una sola banca para obtener la mayoría. Los nuevos legisladores asumirán en enero de 2023. Los representantes tienen un mandato de cuatro años, y los senadores, de seis.
Según los primeros resultados de las elecciones al cierre de esta edición, no se han proporcionado cambios en las bancadas democráticas y republicanas, al registrar varias reelecciones entre los legisladores. En el Senado, los demócratas retuvieron 38 bancas, y los republicanos, 37. Por su parte, en la Cámara de Representantes los demócratas perdieron 2 bancas, y los republicanos ganaron 4.