La violencia política contra las mujeres alcanza el nivel más alto en cuatro años
El fenómeno se observa en “casi todas las regiones” del mundo, con mayor énfasis en países como México, Colombia, China, India, Brasil, Burundi, Myanmar, Afganistán o Filipinas. La ONG Acled remarca que, por su variedad, “es imposible presentar una solución aplicable a todos los casos”.
La violencia política contra las mujeres (una forma de agresión específica y organizada que abarca desde los abusos sexuales hasta la represión y desaparición forzada de activistas) se encuentra en su nivel más alto de los últimos cuatro años, según el último informe de la ONG británica Proyecto de Datos de Eventos y Ubicación de Conflictos Armados (Acled).
Los datos recabados revelan que la violencia política contra las mujeres registró un incremento en “casi todas las regiones” del mundo, concretamente en países como México, Colombia, China, India, Brasil, Burundi, Myanmar, Afganistán o Filipinas.
La organización hace especial hincapié en lo poco estudiada que está hasta ahora esta clase de violencia, en parte por su compleja naturaleza.
Para empezar, se trata de una agresión que va más allá del abuso sexual (que representa solo un tercio de la totalidad de las agresiones investigadas por la ONG) y se inserta en fenómenos más amplios como la instrumentalización de la mujer como víctima de guerra o la represión política del activismo femenino.
Los datos del informe certifican tanto un incremento del uso de la violencia desproporcionada de las fuerzas de seguridad contra las manifestaciones protagonizadas por las mujeres como una expansión del abanico de amenazas al que se enfrentan: Policía, Ejército, milicias, paramilitares, turbas o grupos religiosos ejercen en algún momento, en alguna parte del mundo, crímenes específicos por cuestión de género o identidad. No existe una forma mundial predominante de agresión contra las mujeres, agrega el informe.
En Medio Oriente, donde los ataques armados son mayoría, la violencia sexual no llega a los niveles de África, un continente donde los abusos sexuales conforman cuatro de cada 10 casos de violencia investigados y las desapariciones forzadas y los secuestros son más comunes que en otras regiones del mundo.
Por seguir con las idiosincrasias, en el sudeste asiático, uno de cada tres actos de violencia contra las mujeres están protagonizados por una turba -como por ejemplo en el estado indio de Assam, donde una multitud intentó quemar viva a una mujer por presunto adulterio-, mientras que en África los principales responsables son las milicias.