Desde el Departamento de Turismo de Maldonado se busca controlar a los extranjeros que viajen a Punta del Este durante la temporada de verano 2021.
Luego de que el presidente de Uruguay, Luis Lacalle Pou, comunicara que la temporada de verano 2021 será “restringida” y que “las fronteras van a estar básicamente cerradas” a los extranjeros, salvo excepciones”, desde el Departamento de Turismo de Maldonado, donde se ubica Punta del Este, buscan promover la llegada de argentinos con una novedosa propuesta.
En el marco de la pandemia de coronavirus y las restricciones para ingresar a Uruguay, el director departamental de Maldonado, Luis Borsari, le propuso al viceministro de Turismo nacional, Remo Monzeglio, la posibilidad de que puedan entrar al país los propietarios que no tengan residencia.
Asimismo, esperan recibir una cantidad importante de uruguayos residentes en el exterior (200 mil aproximadamente) y a extranjeros con propiedad en el departamento y residencia, además del turismo interno. “A ellos les tendría que pasar algo muy grave para faltar en la temporada”, indicó Borsari.
La pulsera electrónica, al estilo de las tobilleras que utilizan quienes cumple arresto domiciliario, serviría para que, en caso de incumplir la cuarentena obligatoria, la pulsera se active para indicar la localización de la persona. Según detalla el diario uruguayo, la idea de Borsari es que la oficina de vigilancia debería estar gestionada por la Fuerzas Armadas uruguayas.
“Reúnen todas las condiciones y están ávidos de venir. Algunos llevan 35 años veraneando acá pero jamás pensaron en sacar la residencia”, opinó Borsari sobre los propietarios extranjeros.
Además, se agregarían los alrededor de 20 mil nuevos habitantes que se instalaron en Punta del Este y sus alrededores durante la pandemia. Se trata de extranjeros que fueron a ocupar sus casas de descanso para pasar la cuarentena y uruguayos que se mudaron atraídos por precios de venta y de alquiler interesantes.
Según admitió el director departamental de Maldonado, estos últimos ayudaron a que el balneario viviera “un invierno atípico con mucho movimiento”.