Sin un favorito claro, los alemanes elegirán el domingo al sucesor de Merkel
En Alemania el jefe del Gobierno no es elegido directamente, sino por el nuevo Parlamento. No obstante, la figura del candidato al Ejecutivo designado por cada partido juega una relevancia creciente en el electorado.
Más de 60 millones de alemanes están llamados a elegir el domingo en las urnas al sucesor de la canciller Angela Merkel, quien deja el cargo tras 16 años, en unas elecciones sin un favorito claro, en las que los conservadores podrían pasar a la oposición si los socialdemócratas logran finalmente imponerse y recuperar el protagonismo que perdieron en los últimos años. A diferencia de la Argentina, en Alemania el jefe del Gobierno no es elegido directamente, sino por el nuevo Parlamento. No obstante, la figura del candidato al Ejecutivo designado por cada partido juega una relevancia creciente en el electorado, que no solo vota al diputado de su distrito, sino también al partido que apoya al candidato a canciller que más le convence.
Este año, tres de los 47 partidos que compiten en los comicios presentaron un aspirante a la Cancillería: la conservadora Unión Demócrata Cristiana (CDU) de Merkel y su socia de Bavaria, la Unión Social Cristiana (CSU), eligieron a Armin Laschet, presidente de la CDU y premier del estado de Renania del Norte-Westfalia; los socialdemócratas (SPD) al popular ministro de Finanzas y vicecanciller Olaf Scholz; y los Verdes a su copresidenta Annalena Baerbock, una novedad en sus 40 años de historia. En una de las campañas electorales más palpitantes en décadas, las tres formaciones fluctuaron constantemente en los sondeos, pero en las últimas semanas el SPD tomó la delantera gracias a la imagen positiva de Scholz, el segundo político mejor valorado en el país después de Merkel, según una encuesta publicada por la cadena pública ZDF.
Pero Laschet también podría asumir el Gobierno si llega a un acuerdo con los liberales y los Verdes, en una posible coalición conocida como Jamaica, también por los colores partidarios. Lo único que parece descartado es la inclusión en el futuro Gobierno de la fuerza de extrema derecha Alternativa para Alemania (AfD) -con 11% de intención de voto-, ya que los principales partidos rechazaron esa posibilidad. En todo caso, la elección de un nuevo canciller estará precedida de conversaciones exploratorias y negociaciones, que podrían durar semanas o varios meses -en 2017 fueron casi seis-, ya que en Alemania los pactos de Gobierno contemplan hasta el más mínimo detalle.
Entretanto, Merkel permanecerá en el cargo hasta la asunción de su sucesor, quien tendrá la compleja tarea de mantener el renovado peso internacional de Alemania y conciliar el desarrollo económico de la primera economía europea con los desafíos impuestos por la pandemia de coronavirus y el cambio climático. Tanto la crisis sanitaria como la climática son las principales preocupaciones de la población -28% y 47% respectivamente, según una encuesta de Forschungsgruppe Wahlen- y han sido temas centrales en la campaña. Con más de 180 muertos y unos 7.000 millones de euros en daños, las devastadoras inundaciones de julio pasado demostraron que el cambio climático ya está afectando al país y que éste necesita medidas drásticas para poder alcanzar su ambiciosa meta de reducir a cero las emisiones de carbono en 2045.