Tras 61 días de guerra y con mayor movimiento político que militar Rusia espera

Antony Blinken, secretario de Estado norteamericano y Lloyd Austin, jefe del Pentágono, visitaron Kiev y dejaron entrever que el país puede ganar la guerra. Rusia, en alerta, baja sus ataques.

Internacional

26/04/2022 - 00:00hs

El día 61 de la guerra entre Rusia y Ucrania empezó ayer con muchas más demostraciones políticas y diplomáticas que acciones militares, espacio que sigue centrando su atención en la planta de acero del puerto de Mariúpol y las desavenencias entre las partes para garantizar la salida de al menos los numerosos civiles allí ocultos desde hace varios días.

Al final del día, Rusia accedió a que se vayan todos los civiles para donde quieran, y se estaba trabajando sobre eso. Pero solo los civiles, no los militares ni miembros de milicias.

La iniciativa política la tomó Estados Unidos luego de la visita a Kiev del fin de semana del secretario de Estado, Antony Blinken, y del jefe del Pentágono, Lloyd Austin, quien aventuró que Ucrania puede ganar la guerra si cuenta con el “equipamiento adecuado”, reseñó la agencia de noticias AFP.

En el campo de batalla

Aquí, solo trascendieron públicamente algunos episodios aislados: Rusia derribó dos drones ucranianos cerca de la frontera, mientras la compañía nuclear ucraniana Energoatom acusó ayer a Moscú de lanzar dos misiles de crucero contra los alrededores de una central nuclear en la ciudad de Jmelnitski, en el oeste del país, cuestión sobre la que aún no se han pronunciado.

La siderúrgica Azovstal

Sobre el mediodía ucraniano volvió a tener presencia en la escena la situación en la sitiada planta siderúrgica Azovstal en la ciudad del sureste con puerto que da al mar de Azov, en cuyo interior se encuentra desde hace varios días un número no demasiado preciso de civiles, incluidos niños (se habla de entre 500 y 1.000) y un grupo de combatientes cuya cantidad tampoco se conoció con claridad.

Por su parte, el gobierno de Rusia declaró ayer un cese de las hostilidades para permitir un corredor seguro para las evacuaciones, pero las autoridades ucranianas volvieron a asegurar que no es posible concretar tal fin, dilación que Moscú viene criticando porque la considera una búsqueda de su oponente de utilizar escudos humanos para no entregar las instalaciones, la última superficie de Mariúpol en la que no tiene el control.

Washington tomó la palabra

“La primera cosa para ganar es creer que se puede ganar. Y ellos están convencidos que pueden ganar”, dijo el jefe del Pentágono Austin a periodistas a su regreso de Kiev. “Pueden ganar si tienen buenos equipamientos, el apoyo adecuado”, subrayó.

También agregó que Estados Unidos espera que la capacidad militar de Rusia quede debilitada: “Queremos verla debilitada al punto de que no pueda hacer el tipo de cosas que ha hecho al invadir Ucrania”.

Por eso, EE. UU. acaba de acelerar los envíos de equipamientos militares a Ucrania por 700 millones de dólares, con la entrega de armas pesadas, para que resista la ofensiva rusa en la parte este del país.

“Con equipamiento adecuado Ucrania puede ganar la guerra” 

“Ucrania puede ganar la guerra contra Rusia si dispone del equipamiento correcto”, declaró el jefe del Pentágono Lloyd Austin, al regresar de un viaje a Kiev que realizó con el secretario de Estado, Antony Blinken.

“La primera cosa para ganar es creer que se puede ganar. Y ellos están convencidos que pueden”, dijo Austin a periodistas al referirse a los ucranianos, reportó la agencia de noticias AFP.

Blinken y Austin anunciaron una nueva ayuda militar para Kiev, directa e indirecta, por 700 millones de dólares, y el regreso progresivo de una presencia diplomática estadounidense en Ucrania, para la cual el presidente Joe Biden designó a la diplomática de carrera Bridget Brink como la próxima embajadora, anunció este lunes la Casa Blanca. La diplomática, actual embajadora en Eslovaquia que domina el idioma ruso, ocupará un puesto que está oficialmente vacío desde 2019. Brink también fue jefa de misión adjunta en las embajadas en Uzbekistán y Georgia, y estuvo destinada al principio de su carrera en Belgrado (en la entonces República Federal de Yugoslavia) y en Chipre.

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