El crecimiento del empleo público, en la mira de los economistas

Para los especialistas consultados por Hoy, “difícilmente el Estado pueda absorber a parte de esa población que le sobra al capital privado”. El gasto público, otro dolor de cabeza que podría extenderse a futuro

Las consecuencias del desmedido crecimiento del empleo público en la Argentina ya empezaron a generar un mar de incertidumbres para lo que viene. En este sentido, no fueron pocos los especialistas que hicieron énfasis en los problemas que afrontará el Estado para hacerse cargo de aquellos puestos que quedaron fuera del capital privado. Un capital que, al contrario de lo que se ve en el sector público, va camino a una espiral descendente y sin frenos. 

“La expansión del empleo público lo que muestra es que, ante la no transformación de la estructura productiva, difícilmente el Estado pueda absorber a parte de esa población que le sobra al capital privado”, dijo a Hoy el director del observatorio de economía OME, perteneciente al Centro de Estudios e Investigación en Ciencias Sociales (Ceics), Juan Kornblihtt.   

Y añadió: “al capitalismo en Argentina le sigue sobrando gente y eso se puede contener o apaciguar cuando las cuentas fiscales dan y pueden emplearse personas. Pero frente a la crisis va a haber una expulsión del sector privado que ya se empieza a ver”.

Para Kornblihtt, esto “es un síntoma de que el capitalismo argentino, tanto el sector privado como el público expulsa a la población y le sobra gente. Y cuando hay un crecimiento impulsado por alguna variable externa, como el crecimiento del precio de la soja, puede ocultarse o contenerse. Pero se enciende una señal de alarma, porque se muestra la debilidad de la generación de empleo, de la estructura económica y también una latente crisis que va a pegar en la Argentina con una nueva expansión del desempleo”.

Por su parte, el economista Manuel Solanet explicó a nuestro diario que “si se consideran los tres niveles de gobierno, nacional, provincial y municipal, el aumento del porcentaje de empleados públicos ha sido del 50% desde el año 2003 hasta ahora. Pasó de 2.100.000 a más o menos 3.200.000. Y el grueso del empleo es empleo burocrático, no productivo”.

Frente a este escenario, la principal preocupación para Solanet radica en que “el gasto público ha pasado de los 32 puntos de producto bruto interno a los 44. Esto ha tenido como componente el aumento del empleo público, por un lado, pero también el aumento de los subsidios”.

“El que tome el gobierno en el año 2015 va a encontrar una enorme dificultad para financiar el gasto público. Ya la está encontrando este gobierno. Además, la presión tributaria ha aumentado notablemente, tanto en provincias como municipios”, concluyó. 

Cero expectativas para el sector privado

Mientras el sector público continúa expandiéndose a niveles exponenciales, el capital privado  sigue sin poder tener reacción y se hunde en lo más profundo. 

“El capital privado en Argentina es un capital muy deficiente, que depende de subsidios. Cuando se contrae la economía lo primero que se hace es bajar sueldos y despedir gente: no tiene capacidad propia de enfrentar la crisis. Y entonces, en un momento como el actual, lo que están pidiendo es una devaluación y la posibilidad de conseguir dinero por los subsidios que el Estado no puede dar, por lo tanto, amenazan con despidos”, aseguró Juan Kornblihtt a Hoy.

En la misma sintonía, Manuel Solanet indicó que “en los últimos años se ha estancado el crecimiento del empleo privado y en los últimos meses ha habido un crecimiento del desempleo y un crecimiento del empleo informal más que el formal. Esto, desde el punto de vista fiscal, es un gran problema”.

Al borde del precipicio: las cuentas públicas quedaron en rojo en agosto

Las cuentas públicas registraron en agosto un déficit financiero de 750,5 millones de pesos, pese a un auxilio por 5.872 millones de parte del Banco Central y los organismos descentralizados, según informó ayer el Ministerio de Economía.

De esta forma, en ocho meses el fisco tiene un desbalance de 17.264,8 que se elevaría a 75 mil millones si se computan los 58 mil millones que recibió de parte de otras cajas del Estado.

Por su parte, el secretario de Hacienda, Juan Carlos Pezoa, intentó, sin éxito, minimizar la existencia de una tendencia creciente en el déficit financiero porque argumentó que el Estado se está financiando con recursos propios y no con endeudamiento.

“Que exista déficit financiero quiere decir que se está tomando crédito y al hacerlo en forma intraestatal se pagan tasas normales”, dijo, insólitamente, Pezoa durante una conferencia de prensa que ofreció en la AFIP junto a Ricardo Echegaray para anunciar las recaudación tributaria de setiembre.

Como si fuera poco, el funcionario eludió responder cuál sería un nivel de déficit razonable y sólo se limitó a decir que el Gobierno “no saldrá al mercado a tomar deuda a tasas tremendas y con condicionamientos del FMI”.

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