Gestapo Macrista

La estructura para grabar la reunión de la mesa judicial revela que el objetivo era el espionaje

La hipótesis principal es que toda la operación era de máxima importancia para la Casa Rosada.

A semanas de que se hayan dado a conocer los videos que demuestran cómo funcionarios de la entonces gobernadora bonaerense María Eugenia Vidal instruyen a los empresarios para que sus declaraciones “denoten delito” y así poder llevar a la Justicia causas en contra de representantes sindicales opositores, expertos en instalación de cámaras, sistemas de audio y software de seguridad advirtieron que la forma y la complejidad con la que se organizó la grabación tienen un claro objetivo: el espionaje.

Según reveló el periodista Raúl Kollmann en Página/12, la grabación del encuentro en el Banco Provincia demuestra que las cámaras de video y los micrófonos no estaban instalados como medio de seguridad y, por otro lado, dicho montaje debió mediar una orden de altas autoridades. La hipótesis principal es que toda la operación era de máxima importancia para la Casa Rosada.

“La reunión se grabó con dos cámaras distintas y el sonido, en principio, se tomó de uno o más micrófonos, posiblemente cableados en la mesa del encuentro o en algún punto estratégico del techo. Está claro que las dos cámaras no eran de seguridad porque ninguna de las dos enfocaba a las puertas, sino que estaban concentradas en la mesa: el objetivo, claramente, era de espionaje, no de seguridad”, afirma Kollmann.

En cualquier caso, la instalación de esa estructura llevó varias horas y se hizo, o bien con autorización de las autoridades del banco o a través de una empresa, contratada por el Bapro --no existe en los registros-- que simuló ser de seguridad, pero trabajaba también para la Agencia Federal de Inteligencia (AFI). 

Por otra parte, aún se desconoce quién hizo el pedido para utilizar el salón ubicado en el séptimo piso del Banco Provincia, en donde se llevó a cabo la reunión, por lo que se están estudiando las comunicaciones vía mail.

“La hipótesis principal es que toda la estructura se armó porque la reunión era de la máxima importancia para la Casa Rosada, al punto de que --en un hecho inédito-- concurrieron tres altísimos directores de la AFI, y que el ministro de Trabajo bonaerense --un cargo de bajo rango nacional-- y el titular de la central de espías estuvieron con Mauricio Macri poco tiempo antes del encuentro que se eternizó en las cámaras”, expresa Kollmann.

Según la nota publicada en Página/12, los expertos afirmaron lo siguiente:

Cámaras de espionaje, no de seguridad

Un análisis sencillo de las imágenes indica que la reunión se registró con dos cámaras. Una estaba situada detrás y arriba de la cabecera en la que estaba Juan Sebastián De Stéfano, el director de Legales de la AFI, con Julio Garro a su derecha. La segunda cámara se ubicó en la otra punta, detrás de la cabecera en la que estaba sentado el ministro de Infraestructura bonaerense, Roberto Gigante. Con el primer ángulo, el ministro de Trabajo, Marcelo Villegas, aparece de frente. Con el segundo ángulo se lo ve casi de espaldas.

Para los expertos, las cámaras de seguridad están enfocadas principalmente a identificar a quién entra o quién sale de un lugar. No es el caso de estas cámaras. Apuntan muy lateralmente a las puertas y están concentradas, las dos, en la mesa.

La calidad del sonido

Un elemento fundamental es que los especialistas destacan la calidad del sonido, inhabitual en la grabación de videos de seguridad. Por lo general, las cámaras en 2017 no tenían micrófonos de semejante nivel. Hay indicios de que, además, se percibe muy de cerca el movimiento de algún papel, lo que hace pensar que la mesa estaba cableada o que existía algún micrófono en el techo, más cerca de la mesa.

Por supuesto que es muy posible que también los micrófonos hayan sido más de uno. De todas maneras, lo que está claro que el objetivo era grabar el contenido de la reunión --de esa o de otras-- y no el ambiente en general.

Instalación clandestina

Todos los expertos coinciden en que la estructura de grabación no se instaló en unos minutos: requirió tiempo y, por supuesto, autorización de las autoridades del banco.

Está claro que las cámaras no estaban cuando la gestión de Daniel Scioli dejó la gobernación de La Plata y también está probado que las cámaras no estaban cuando asumió Juan Cuatromo, designado por el gobierno de Axel Kicillof. Es decir, todo ocurrió durante el macrismo.

La marca de agua de la empresa Axis debería ser un indicio. Como adelantó Página/12, la compañía norteamericana le dijo a la Comisión Bicameral de Inteligencia que no tiene sede en la Argentina, sino dos distribuidores, Anixer Argentina y Distecna S.A. Ninguna de ellas figura como proveedora del banco. Como se señaló en este diario, Axis publicita la bondad de sus productos poniendo como ejemplo la instalación de 800 cámaras en Vicente López, municipio gobernado por el PRO.

Pero en la AFI afirman, supuestamente en base a información interna, que el dispositivo fue colocado por la central de espías, obviamente en época del macrismo. 

Las autorizaciones no aparecen

Si el trabajo de colocación de la estructura de espionaje requirió varias horas, debería haber alguna autorización, pedido o trámite de cualquier naturaleza, hecho a la dirección del banco. También tendría que haber un pedido del uso del salón para utilizarlo en ese encuentro. Por lo general, esas solicitudes se cursaban por correo electrónico. Por ahora, esa documentación no aparece, lo que indicaría otra vez que las cosas se manejaron con casi total clandestinidad.

Asimismo, los quince participantes de la reunión entraron al banco sin registrarse. Fueron recibidos por personal de Relaciones Institucionales y, por orden superior, no dejaron ni su nombre ni su DNI, lo que es norma para cualquiera que ingrese al edificio.

Las órdenes, de lo más alto

Lo único que explicaría semejante despliegue para convocar y grabar esa reunión es que la política de espionaje, armar causas y meter presos a opositores era considerada tan decisiva por Macri que rompe con cualquier lógica y antecedente. Eso permitiría entender:

- Que un funcionario menor, como el ministro de Trabajo bonaerense haya estado, junto con Arribas, en el despacho de Macri en Casa Rosada un tiempo antes del encuentro en el Bapro. Seguramente no trataron solo el caso de Juan Pablo Medina, sino también el de los Moyano, el del ingeniero Marcelo Balcedo y Roberto Baradel.

- Que en la reunión estuvieran tres altísimos cargos de la AFI -director de Contrainteligencia, director de Jurídicos y jefe de Gabinete-, exponiéndose ante empresarios. No hay antecedentes de semejante movida en la SIDE. Además, está probado que encabezaron la reunión.

- Que no se encuentre documentación sobre el pedido del salón y que los participantes hayan entrado sin registrarse también exhibe que el encuentro fue convocado “desde arriba”.

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