Las comisiones legislativas ya tienen asignadas sus conformaciones
Tras varias discusiones, el reparto bonaerense llegó a buen puerto y el oficialismo quedó mejor parado de cara a lo que viene. Como contrapartida, las “fugas” podrían complicar la situación del Frente de Todos, por lo que deberán sanar las heridas internas si es que quieren llegar a los comicios de 2023 bien perfilados.
El balance de poder en la Legislatura bonaerense finalmente encontró un equilibrio y esta semana, con el cierre de las comisiones en el Senado, cada una de las áreas por las que pasan los proyectos para su evaluación tiene su conformación completa con titulares, secretarios y vocales.
El dato, que parece anecdótico, no es menor, porque, al no haber tenido las comisiones una conformación confirmada, los proyectos no podían ser evaluados para luego ser tratados en el recinto, y eso llevaba a un aquietamiento de la actividad legislativa, que es lo que sucedía hasta ahora.
La pelea por las comisiones es una historia de larga data, ya que es un ejercicio de poder que además involucra intereses políticos y económicos. Tanto es así que las comisiones políticamente más influyentes y las que tienen una “caja” más sustanciosa quedan siempre en manos de quien maneja la Cámara.
Por este motivo, no es un dato menor que el gobernador Axel Kicillof haya minimizado el impacto de la última elección y emparejado las voluntades en el recinto de las sillas carmesí, donde finalmente, y para sorpresa de muchos, tras el último sufragio de los bonaerenses las cosas quedaron con 23 bancas por lado.
De esa forma, el virtual control del quórum en el Senado que tenía la oposición quedó desvanecido y, lo que se preveía como una catástrofe que terminaría siendo una piedra en el zapato del gobernador, apenas fue como un cordón que cada tanto habrá que volver a atar con un poco más de firmeza.
Pero a pesar de ello, la oposición del recinto en avenida 51 buscó hacer valer sus 23 bancas y logró para sí la mitad de las comisiones (aunque no la mitad que seguramente pretendía) evidenciando una paridad numérica, pero que en el balance de poder no es tal.
Cabe remarcar también que las grietas internas del Frente de Todos habrían puesto el “23” oficialista en riesgo, debido a que los enfrentamientos entre quien conduce el PJ bonaerense, Máximo Kirchner, y el intendente de Esteban Echeverría, Fernando Gray, tuvieron su eco en la Cámara alta provincial.
Lo cierto es que la senadora Magdalena Goris, esposa de Gray, ha sido la gran ausente en las sesiones del Senado, lo que deja al oficialismo con uno menos en la cuenta (es decir que la deja en favor de la oposición por 23 a 22), y eso no beneficiaría las intenciones del gobernador, quien ante un empate tiene el as de la vicegobernadora (presidenta de la Cámara) para desempatar cualquier discusión.
Esta situación ya ha sido advertida por quienes ocupan las bancas del PRO, que han manifestado: “Nosotros somos 23 y nuestras diferencias las arreglamos puertas adentro”.
Pero esta situación también tuvo un paralelismo en el recinto de avenida 53, donde hace muy poco Débora Indarte se escindió del oficialismo tras ser ignorada luego de presentar 170 proyectos en la Cámara baja. La situación de Indarte también responde al enfrentamiento de su pareja con una funcionaria del Gobierno nacional, ya que su marido, el exdiputado Rodolfo Iriart, compite en el espacio del peronismo marplatense con el representante de la titular de la Anses, María Fernanda Raverta, y a ella se atribuye el destrato legislativo hacia Indarte.
En ese marco, las grietas internas del Frente de Todos estarían complicando la función legislativa del oficialismo, por lo que su solución deberá llegar en el corto plazo si es que se pretende tranquilidad de aquí al final del mandato en 2023, pero sobre todo si se quiere renovar la confianza y continuar en el sillón de Dardo Rocha hasta 2027.
Sin embargo, volviendo al Senado bonaerense, el oficialismo se quedó con las tres comisiones que pretendía: Legislación General, Presupuesto y Asuntos Constitucionales y Acuerdos, que quedaron a cargo de Francisco Durañona, Marcelo Feliú y Emmanuel González Santalla.
También quedó en sus manos otra decena de comisiones, entre ellas Trabajo y Legislación Social; Educación, Cultura, Ciencia y Técnica; Comercio Exterior, Mercosur y Políticas de Integración Regional; Usuarios y Consumidores; Hacienda; Prevención de las Adicciones; Igualdad Real de Trato y Oportunidades; y finalmente Discapacidad. El resto de las comisiones quedó en manos de Juntos.
En el recinto de las sillas azules el reparto fue ampliamente favorable al oficialismo, que se quedó con el control de la mitad más una de las 48 comisiones, es decir con 25, sacándole 5 de ventaja a Juntos, que apenas se quedó con 20. Las tres restantes se reparten en bloques minoritarios, de los cuales dos responden al Frente de Todos y uno a la oposición, por lo que a grandes rasgos el reparto quedaría 27 a 21.
En ese marco, el gobernador deberá decidir qué hacer con las fracturas internas que su fuerza tiene, para que estas no le generen inconvenientes a la hora de intentar imprimirle el impulso final que necesita su mandato de cara a las elecciones de 2023 y así poder terminar su Plan 6 x 6 con él al frente de la Gobernación.