No hay República sin Ejército

La decisión del presidente Mauricio Macri que por decreto les otorgó a las Fuerzas Armadas tareas de seguridad interior, en violación de las leyes preexistentes, derivó en una involuntaria confrontación entre militares y una importante parte de la sociedad que ayer salió a la calle a protestar contra la posible utilización de los efectivos en la represión interna.

Por M.R.CH. V. de B.

La decisión del presidente Mauricio Macri que por decreto les otorgó a las Fuerzas Armadas tareas de seguridad interior, en violación de las leyes preexistentes, derivó en una involuntaria confrontación entre militares y una importante parte de la sociedad que ayer salió a la calle a protestar contra la posible utilización de los efectivos en la represión interna.

Sin embargo, quedó en evidencia la falta de comprensión de la verdadera realidad: la estrechez mental de Macri, que intenta redireccionar la función de los militares -lastimados, menospreciados y desarmados- hacia la represión del pueblo, no tiene que llevarnos a bramar por la desaparición del ya desguazado Ejército. Porque no hay República sin Ejército Nacional.

Sin olvidar la época terrible de los años de plomo, cuando chocaron tanto intereses antinacionales de derecha como de izquierda, hay que rescatar que las Fuerzas Armadas deben su razón de ser a la defensa de la soberanía nacional frente a las amenazas externas.

Ese mandato, que implica custodiar nuestros recursos y mares, cuidar las fronteras de la difusión del narco, la trata de personas y cualquier otro mal, no puede ser olvidado.

Quizá sea hora de dar un debate en este sentido. Hacer de la burrada del Presidente, Patria, y devolverles a las Fuerzas Armadas el presupuesto digno que no tienen y merecen; profesionalizarlas con mejores salarios; formar soldados en los valores sanmartinianos; adquirir armamentos a la altura de una nación que debe defender sus recursos, preciados por tantas otras: sus aguas, las Malvinas, la Antártida.

Ojalá la oposición, que pide una sesión especial en el Congreso para el 8 de agosto, que se unió para rechazar la reforma macrista, proponga una discusión seria en torno al Ejército que, lejos de ser enemigo del pueblo, debe ser su custodia. Recuperar su sentido patriótico es la deuda que hace años nos debemos saldar.