La abeja ya no nos conecta al mundo

Entra las producciones no convencionales, la apicultura pasó a ser otro mercado deprimido. La cadena en territorio bonaerense quedó seriamente herida tanto en el proceso de elaboración como en la exportación

El domingo finalizó en Corea del Sur el 44º Congreso Internacional de Apicultura (del que nuestro país fue anfitrión en 2011) y los datos vuelven a generar   alarma nuestra miel -90% de la producción es para exportar- se está pagando al productor argentino un 35% menos que el año anterior.

“El gran mercado es con USA, que se lleva el 65% de las mieles de Argentina, pero este año entraron allí mieles chinas tercerizadas desde Tailandia y Taiwán. Como muy cara, hoy se está ofreciendo 3.000 dólares la tonelada y hay quienes la ofrecieron 2600 o 2800 dólares”, le contó a Hoy Carlos Salas (58), tesorero de la Sociedad Argentina de Apicultores (SADA), con 28 años en el rubro de comercio exterior de la miel.

Lo paradójico y anormal de nuestro caso es que los chinos, que han invadido el mercado europeo y estadounidense, allí venden su miel con adulteraciones de jarabe de arroz. Una comisión especial de EE.UU. está investigando y de comprobarse la adulteración, se podría esperar más compras a la Argentina, “pero esto beneficiaría sólo un poco”, vaticinó el tesorero del SADA. La actividad hace varios años cayó en una pendiente. Los números hablan por sí solos: la cantidad de exportadores llegan a contarse con los dedos de las manos. La crisis de la cadena apícola se agrava por las retenciones K: “Un exportador grande compra la miel a $6.000 por tambor -$20 promedio el kilo-, y esto ya es una inversión  que no muchos pueden hacer. Un contenedor con 21 toneladas cuesta $420.000, y hay que sumar el IVA, el 10% de las retenciones que se pagan anticipadamente antes de que salga el barco del puerto”, agregó el dirigente de San Antonio de Areco.

El estancamiento comercial y productivo incluye a los productores de abejas reinas (ver cuadro del empresario platense Martín Braunstein), que atraviesa otra situación llena de trabas que demoran el crecimiento de un mercado con buen potencial.

Antinatural

Otro elemento que pesa en la balanza de la mal llamada década ganada es que nuestra “miel más pura que el resto pero increíblemente más barata”, es el medioambiental. Como resultado, se habla de un promedio de cosecha que ronda los 30 kilos cuando antes la base era 50.

Que esta producción no convencional vaya a pique, tiene más razones no tan evidentes como el clima. Una, las “increíbles funciones” que cumple una abeja, a la que aplastaron las prácticas del agro con excesos de agroquímicos y pesticidas,  desapareciendo insectos polinizadores naturales. Hoy averiguó acerca de un conflicto constante entre apicultores y fruticultores por las fumigaciones de los frutales que, sólo por mencionar un caso, le mató 700 colmenas a uno de los grandes productores de la Provincia.

Avezados conocedores de la materia consultados por Hoy sumaron pruebas del deterioro: “En los últimos 12 años se produjo en la pampa húmeda un desplazamiento de la ganadería pastoril, que trajo como consecuencia un modelo productivo con un sistema de feedlot que hizo que esas praderas ya no rindan en su floración (la que produce el néctar, que a su vez produce la miel). Hace diez años, en Saladillo, cada colmena daba 100 kilos, pero hoy si sacas 20 tenés que aplaudir con las orejas”, lanzó la triste humorada de un productor.

En la misma pampa se acentuó la “intensificación” de la agricultura y en campos donde antes se rotaba trigo-soja-maíz, hoy sólo se ve  soja, y por la no-rotación con otros cultivos las colmenas ya no son sustentables. Como corolario de esa disminución de territorio apto para la ubicación de colmenas, productores del interior bonaerense tuvieron que irse a otras provincias.

Picados por la mentira

Las inundaciones en la Cuenca del Salado deprimió a parte del sector: en los distritos anegados  la gran mayoría de los apicultores perdió sus colmenas (se contabilizan unas 12 mil).

“El Gobierno metió la uña en todo” se lamentan desde la Sociedad Argentina de Apicultores. “Al que tiene un emprendimiento con equipos, empleados, producción de material, no lo ayudan en nada, pero a veces ayudan al pequeño productor, pero ojo, no a todos, sino a algunas cooperativas amigas... Cristina Kirchner nos prometió en Junio de 2010 que del 10 % de las retenciones, más de la mitad (5,5 %) iban a ayudar al sector apícola, en vez de sacar las retenciones directamente. Estamos indefensos, siempre cortan perjudicando al apicultor, y a pesar de que digan que nos ayudan y den subsidios por lo del río Salado, esto a mediados del año que viene no será una ayuda en tiempo y forma”, subrayó Salas.

La miel y las abejas, otro ingrediente más que dejó de endulzar nuestras economías regionales.

“Somos sobrevivientes del kirchnerismo”

Por Martín Braunstein (Productor y exportador de abejas reinas hace 16 años, dueño de la Cabaña Apícola Malka, emplazada en Arana y Los Hornos)
Especial para Hoy

Las autoridades argentinas no se esmeran en abrir los mercados de exportación, nos vemos restringidos a lo abierto por defecto: la Unión Europea, Medio Oriente y norte de Africa. Quisiéramos exportar más, pero este gobierno, que lleva 13 años perdidos, no nos deja. Somos sobrevivientes del kirchnerismo.

Una de las principales dificultades que tenemos es el atraso cambiario, hoy el dólar para tener la misma competitividad que en 2003, debería estar en no menos de $17, pero ese dólar de exportación que nos pagan es de $9,40 y hay que descontarle 5% de retenciones (en la soja es 35%, la miel es 10% y en las abejas 5%), pero con las distintas medidas que desalientan y quitan competitividad, no estamos en condiciones de reinvertir. Hace 8 años que estamos limitados. Otro problema es que el gobierno ha decidido pelearse con el mundo, y cuando solicitamos la apertura de negociaciones para abrir el acceso a los mercados no lo logramos. Acá no es que aparece un cliente que dice ‘quiero comprarle abejas reinas’ y yo automáticamente estoy autorizado a hacerle el envío, porque para exportar abejas tiene que haber un acuerdo previo entre ambos países con el certificado sanitario, pero no hemos logrado hacer negociaciones exitosas con países interesados en comprar nuestras abejas reinas.
Realmente muy decepcionados con el manoseo de la política.

La lucha de un pequeño productor

Los pequeños apicultores suelen estar entre las 20 y 50 colmenas, y la mayoría de ellos tienen a esta actividad como segunda alternativa de vida. Es que en la Argentina a los apicultores apenas le dan los costos para poder producir e incluso muchos de los medianos (hasta 500 colmenas) abandonaron.

Germán Erretegui (38), criado en La Plata, es productor que la pelea día a día. Egresado en 1997 como técnico agropecuario en Bavio, Germán tiene hoy 250 colmenas que cuida en varios campos que recorre cada día: Los Talas, Magdalena, Bavio, Roberto Pairó y Olmos, donde a cambio paga con miel a los dueños de los terrenos.

“A nivel nacional el precio está bajo. Y no sé si van a aumentar más las cosas, como el gasoil, pero eso afecta toda la cadena”, dice con indisimulable preocupación. Pero le sigue poniendo el pecho, y amando su trabajo… y pensar que cuando estudiaba “le tenía miedo a las abejas”.

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