Siete de cada diez abuelos bajo la línea de la pobreza

Por debajo del relato maravilloso y ficiticio de Cambiemos subyacen realidades que duelen: entre ellas, la de los abuelos.

Por debajo del relato maravilloso y ficiticio de Cambiemos subyacen realidades que duelen: entre ellas, la de los abuelos.

Según datos de la Defensoría de la Tercera Edad de Buenos Aires, siete de cada diez no llegan a cubrir los gastos de la canasta básica, lo que los coloca por debajo de la línea de la pobreza. El cálculo es tan sencillo como desgarrador: solo entre diciembre y marzo, los costos mensuales del jubilado aumentaron un 10,08%, alcanzando un valor total de $ 19.290,35. Esto es, más del doble del haber mínimo de $7.660, con los que más de 1,3 millón de adultos mayores ni siquiera alcanzan a cubrir los gastos de alimentos, estimados en $3.986, ni los de medicamentos que, con descuentos, trepan a $3.984. La suma se amplía agregando los $ 5.670 en gastos de alquiler (el más modesto de todos), $1.942 en higiene y limpieza, $1.200 en ropa, $ 1.002 en servicios, $800 en transporte y $775 en un mínimo pasatiempo con sus nietos.

La pérdida con relación a la inflación promedio o al incremento de la canasta es evidente y se acentuó con el cambio en la fórmula de cobro que autorizó la reforma previsional: en marzo, jubilados y pensionados recibieron un aumento de apenas el 5,71%, en lugar del 14,5% que establecía la legislación anterior.

Para lamento de todos, los sucesivos gobiernos han visto la jubilación como una dádiva y no como una recompensa para quienes se esforzaron durante toda su vida  

La pregunta del millón, entonces, es ¿cómo despertar la confianza en los jóvenes de hoy? ¿Con qué estímulos van a aportar si la Anses sigue siendo una caja negra que los políticos usan y abusan a su antojo? Se impone un cambio de paradigma en el que la transparencia y la igualdad derroten por fin al saqueo y la corrupción.