Tasas por las nubes y economía por el piso para contener el dólar

En el debut de la nueva política del Banco Central, “secando” la plaza de pesos y disponiendo una zona de no intervención cuando el dólar esté entre los $34 y $44, la divisa estadounidense cerró ayer a $40,76, con un retroceso de $1,18 con respecto al viernes.

En el debut de la nueva política del Banco Central, “secando” la plaza de pesos y disponiendo una zona de no intervención cuando el dólar esté entre los $34 y $44, la divisa estadounidense cerró ayer a $40,76, con un retroceso de $1,18 con respecto al viernes.

Claro que la medida tiene altísimos costos recesivos para un mercado interno que no hace más que estrangularse.

La demanda sobre el dólar siguió firme desde el inicio de la jornada y obligó al Banco Nación a colaborar con intervenciones puntuales. Luego, el Central confirmó que licitaría las denominadas Leliq, letras a siete días de plazo, para tomar pesos de los bancos. A través de ese instrumento se colocaron $71.060 millones de pesos, pero a una tasa promedio del 67% de interés, con picos del 72%.

Semejante convalidación en la tasa de interés para simular combatir sin combatirla una megadevaluación que mes a mes, día a día, se refleja en los precios.

Una tasa de interés exorbitante, abortando cualquier posibilidad de financiamiento, porque ya el FMI le puso coto a la idea de seguir rifando los dólares de su préstamo en la bicicleta financiera, que ha permitido la fuga desregulada de capitales, principal motor del déficit y de la deuda que agita el fantasma del default: tanto es así que la calificadora de riesgo Moody’s coloca a Argentina, junto a República Dominicana, Honduras y Paraguay, en el lamentable ranking de países con más riesgos de la región por su perfil de endeudamiento y necesidades de financiamiento.

Por eso el ultimátum del Fondo, la imposición del déficit cero al que el Gobierno aspira por la vía del desempleo y la recesión. Sin reparar en un dato: no habrá pesos en la plaza ni para comprar un kilo de pan, pero tampoco los habrá para pagar impuestos. Menos aún cuando la estrategia confirmada ayer por el titular de la Afip, Leandro Cuccioli, será “aumentar la presión tributaria” para alcanzar el mentado equilibrio fiscal.

La devaluación, a su vez, licuará el valor nominal de lo recaudado en tributos como el IVA, retenciones, etc.

Entonces, puede que pese al ajuste y el tendal de víctimas que saldrán del sistema, el déficit cero no quede en más que una entelequia.