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“Tengo buenas expectativas de lo que pase en el Congreso en los próximos dos años”
Así lo expresó el diputado nacional del Frente de Todos Daniel Arroyo, quien en diálogo con diario Hoy precisó en qué proyectos trabajará. Además explicó de qué manera abordarán la problemática de la pobreza.
El funcionario nacional del Frente de Todos por la provincia de Buenos Aires, Daniel Arroyo, quien asumió a su banca días atrás, dialogó con diario Hoy y aseguró: “Tengo buenas expectativas de lo que pase en el Congreso en los próximos dos años”. Asimismo, consideró que “tenemos que aprovechar el año no electoral”.
En tanto, también precisó en qué iniciativas trabajará, y brindó detalles de cómo tratarán la problemática de la pobreza luego de que el Indec informara la semana pasada que una familia de cuatro integrantes necesitó $73.917,81 para no ser pobre durante noviembre.
—¿Con qué expectativas asume a la Cámara de Diputados?
—Tengo buenas expectativas de lo que pase en el Congreso en los próximos dos años. En la salida de la pandemia, este tiene un rol clave al hacer los cambios estructurales que nos hacen falta: cambiar los planes sociales por trabajo, crear un sistema de créditos no bancarios, reformar la escuela secundaria, generar un plan plurianual, establecer el acuerdo con el Fondo Monetario. Creo que tenemos que aprovechar el año no electoral, hay que salir de los títulos fáciles, y trabajar seriamente.
—Usted mencionaba lo de convertir planes sociales en trabajo. ¿De qué manera se puede alcanzar este objetivo?
—Hay dos situaciones. Una parte es la persona que tiene un plan social y que toma un trabajo en blanco y se mantiene en el plan social durante 12 meses. Es un puente lo que se va haciendo. La empresa que la contrata tiene una deducción impositiva.
Ese esquema se va a dar sobre todo en la construcción, en el textil, en la producción de alimentos, en el cuidado de las personas y en el reciclado.
La otra parte es la mayoría de las personas que tienen planes sociales, que están trabajando ya, que son gasistas, plomeros, que están en comedores realizando actividades y que, en términos generales, le faltan máquinas y herramientas. Ahí hay un esquema de apoyar lo que tiene que ver con la capitalización de estos equipamientos para trabajar.
Mucho va a depender de cuánto crezca la economía en esos sectores productivos. Creo que efectivamente va a ser así, que vienen años de crecimiento económico.
—Particularmente usted, ¿en qué proyectos trabajará?
—Yo arranco con tres proyectos. Uno es este de transformar planes sociales en trabajo, haciendo un proyecto de ley que tenga estas características.
El segundo es crear un sistema de crédito no bancario. Me parece que en los barrios hay dos problemas serios, uno es el precio de los alimentos y el otro es el endeudamiento de las familias. La gente está endeudada y termina tomando créditos al 200% de interés anual. Hay que crear un sistema de crédito no bancario, un fondo público y privado a tasa del 3% anual para máquinas, insumos y herramientas.
El tercero tiene que ver con una reforma de la escuela secundaria. Llegó el tiempo de ir a una escuela secundaria más tecnología y moderna.
—Teniendo en cuenta que días atrás el Indec informó que una familia de cuatro integrantes necesita más de 73.000 pesos para superar el umbral de la pobreza en noviembre, ¿cómo abordarán esa problemática?
—La pobreza tiene tres dimensiones. La más crítica hoy es cuánto rinde la plata. Para no ser pobre una familia (de cuatro integrantes) necesita casi 74.000 pesos y para no ser indigente casi 32.000. Acá hay un tema con el precio de los alimentos. El primer punto es fortalecer una política que tenga que ver con que los ingresos estén por arriba de la inflación y efectivamente esto se ha empezado a hacer.
Hay una segunda dimensión de la pobreza que tiene que ver con la vivienda y la infraestructura: no tener agua, no tener piso de material, no tener los servicios básicos. Hay 4.400 barrios en esa situación.
El problema es en parte la solución. Yo empecé urbanizando 400 barrios, pero urbanizarlos, además del derecho al hábitat, es un gran plan de trabajo. Cuando digo que el problema es en parte la solución, es porque lo que hay que hacer de infraestructura es un gran generador de trabajo.
También hay una dimensión que tiene que ver con lo educativo en términos de pobreza. La mitad de los jóvenes no termina la escuela secundaria en tiempo. Al que largó la secundaria le cuesta mucho volver; se engancha probablemente con algo más práctico, como un curso de gasista matriculado.
Estoy planteando también un esquema de vincular la escuela con la capacitación de oficios; que el que dejó la escuela y está pensando en hacer un curso de plomería, que lo haga en la escuela, y ya que está va a haber alguien que le diga:
“Ya que estás, fijate, hacé esta materia y terminamos la escuela secundaria”.