Un acuerdo que otorga beneficios, pero tiene sus costos y deja temas sin resolver

El oxígeno financiero al que accede nuestro país puede dejar cicatrices en la confianza de los acreedores, que pensarán dos veces antes de volver a otorgarle crédito a la Argentina. La expectativa, ahora, apunta a cómo se llevará adelante un plan de desarrollo que fije el rumbo para la política fiscal, monetaria y cambiaria.

El doctor Ricardo Néstor Bebczuk, economista platense, profesor de la UNLP, y asesor de varios organismos internacionales en materia económica fue consultado por diario Hoy sobre el cierre del acuerdo con los bonistas y la reestructuración de la deuda argentina.

Bebczuk remarcó que “la reestructuración de la deuda tiene beneficios como el de regularizar una situación irregular que deterioraba la ya baja reputación internacional de Argentina como deudor (ocho defaults hasta el momento)” y que además “brinda oxígeno financiero al extender los plazos de repago, evitando un ajuste fiscal inmediato o la reasignación de partidas para hacer frente a los servicios de la deuda”.

El catedrático de la UNLP subrayó que “además otorga una ganancia financiera al licuar el valor de las obligaciones y dividir las pérdidas con los acreedores, lo que puede llegar a generar un efecto de optimismo y mayor certidumbre en el mercado y eventualmente sobre la economía real”.

Pese a tener ciertos beneficios, el economista también resaltó que esta situación tiene costos y deja temas sin resolver.
En ese marco, indicó que “no va a tener impacto sobre el crecimiento del PBI en 2020, ya que estaba claro que, con arreglo o con default, Argentina no iba a pagar nada este año y seguramente tampoco en 2021”.

Pero a pesar que el arreglo ayuda a ordenar la economía, este “no era el problema más grave ni el más prioritario, comparado con el estancamiento económico desde 2011, la inflación (una de las más altas del mundo, donde el promedio es del 5% anual), la pobreza y desigualdad estructural (en au­mento), la escasez de dólares (mucha de­manda para atesoramiento y ahorro) y, en general, la falta de un plan de desarrollo donde se fije el rumbo para la política fiscal, monetaria y cambiaria”.

Sobre este punto aseguró que si bien hay un alivio temporario es necesario revisar las cuentas fiscales (el nivel total y la asignación del gasto, que es muy alto comparado con otros países emergentes pero muy ineficiente) “para generar el superávit que inevitablemente se requerirá para volver a pagar en unos pocos años”.

Para finalizar, remarcó que a pesar de que “el arreglo mejora la imagen de Argentina, los inversores no estarán dispuestos a volver a prestarle al país por varios años, porque el país dejó de pagar y coqueteó con el default hasta último momento”.

Como contrapartida de estas decisiones, el analista económico pronosticó que “la quita también dejará cicatrices en esos inversores, quienes exigirán tasas más altas para volver a prestar en unos años”.

Luis Beldi

“Para el país es una condición necesaria, pero no alcanza. Más allá de que se llegó a un buen final, que es no entrar en un default duro, no fue la correcta, tanto por el tiempo que se demoró, como los intereses que se fueron acumulando. Demostraron una gran inexperiencia. El resultado fue bueno, pero la gestión fue mala, pésima. Se pudieron haber evitado dos meses de angustia, de pérdidas de reservas, el aumento del dólar en medio de una pandemia. No se puede vivir todo el mandato con cepo. Ninguna economía cambiaria lo aguanta. Así que están obligados a deshacer el cepo. De eso tiene que tener un buen respaldo de divisas. Si no cambia la visión de castigar a los sectores que generan divisas va a tener serios problemas. El dólar hoy está tranquilo porque estamos todavía bajo el efecto champagne de haber cerrado un acuerdo, una deuda. Pero van a venir días en los que la gente va a pedir un plan económico, un recorte de impuestos porque la Argentina así es imposible. Pensar en el fin de año, respecto a la brecha entre el dólar oficial y el blue, es muy lejano”.

Hernán Letcher

“En términos generales creo que es un muy buen acuerdo que le permite a la Argentina recuperar tiempo. Si hacés el cálculo de lo que se ahorra pagar entre 2020 y 2024 nuestro país de intereses y capital de deuda del sector público y privado, ley local y ley extranjera, tenés un monto aproximado de 55.000 millones de dólares, con lo cual pagás solo 7.000. Esto permite dos cuestiones. Utilizar recursos para política fiscal como el Procrear, el IFE y el ATP en pandemia. Y pospandemia, cualquier política que apuntale al ingreso y a aumentar la producción. Y, por otro lado, descomprime la demanda de dólares, ya que no tenemos una economía que genere los dólares suficientes para ese repago. En cuanto al dólar, es posible que haya una brecha menor de acá a fin de año. De todos modos no creo que esto resuelva el frente cambiario, porque esto significaría considerar que las tensiones cambiarias estaban relacionadas con el acuerdo de la deuda y eso es falso. Pero sí es cierto que puede haber una reducción de las tensiones”.

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