Una historia rica en desarrollo que se fue desvaneciendo de a poco

Durante los gobiernos de Juan Domingo Perón y Arturo Frondizi, el país tuvo notables progresos industriales y tecnológicos. En la actualidad, el panorama es totalmente opuesto

Tiempo atrás, la Argentina iba en pos de un desarrollo tecnológico que la pusiera en los primeros lugares a nivel mundial. Y lo estaba logrando, ya que competía de igual a igual con las potencias del momento.

Sin lugar a dudas, Juan Domingo Perón tuvo mucho que ver con este avance que dejó como saldo la creación del primer avión caza a reacción de Sudamérica -conocidos como Proyecto Pulqui I y II-.

También existieron otros hitos donde quedó plasmado el interés del peronismo por dejar a la Argentina en un lugar de privilegio respecto a la ciencia y la tecnología: por ejemplo, en 1948, Perón anunció un proyecto de desarrollo nuclear en la Isla Huemul, situada en el Lago Nahuel Huapi.  El proyecto apuntaba a desarrollar la fusión nuclear controlada, posibilidad que en ese momento no había logrado ningún laboratorio en el mundo y que en la actualidad sería de gran interés porque implicaría contar con una fuente prácticamente inagotaable de energía, indispensable en los procesos de transformación industrial.

Además, hay quienes sostienen que los orígenes del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) se encuentran en el decreto número 9695 del año 1951, que autorizó la creación del Consejo Nacional de Investigaciones Técnicas y Científicas (Conityc), organismo que apuntaba a divulgar a la investigación y a la formación de científicos y técnicos.

Otro ejemplo a destacar fue el gobierno de Arturo Frondizi, donde se puso en marcha una verdadera revolución en el campo de la industria y las telecomunicaciones. Durante esta etapa, se encararon ambiciosos planes estratégicos para la ampliación y modernización de la infraestructura básica, que incluía desde la construcción de caminos, la actualización del parque ferroviario y automotriz, hasta la modernización del sistema de comunicaciones en general. 

Así fue como, entre 1958 y 1962, la Argentina triplicó la producción petrolera dejándo de depender de la oferta importada, duplicó la producción de gas, resolvió la crisis energética y se creó una industria petroquímica que ubicó al país como segunda potencia regional en el rubro. También se multiplicó por 5 veces la producción de acero y caucho, reduciéndose fuertemente las importaciones de esos productos.

De esta manera, con los recursos que antes se utilizaban para importar combustibles, durante el gobierno de Frondizi se construyeron 10.000 kilómetros de rutas, se modernizaron los ferrocarriles, se inició un plan de construcción de aeropuertos y hasta se instalaron 10 terminales de alta tecnología a nivel mundial.

También florecieron las industrias ligadas con la línea blanca de electrodomésticos y las automotrices nacionales.

Hoy, la realidad es bien diferente: los aparatos electrodomésticos hechos en la provincia de Tierra del Fuego -televisores, reproductores de dvds y celulares, entre otros- son ensamblados y, casi en su totalidad, importados de China: apenas el telgopor y las estampillas son de industria nacional.

Para colmo de males, mientras en Brasil las principales empresas están obligadas a destinar el 4% del presupuesto en investigación y desarrollo, en el país estas reglas no existen en absoluto.

El falso montaje del kirchnerismo se extiende también a otros ámbitos insospechados. Con una excesiva parafernalia y con pocos resultados concretos, el 14 de julio de 2011 el Gobierno Nacional inauguró la megamuestra de ciencia, tecnología, industria y arte llamada Tecnópolis. Lo cierto es que la exposición terminó siendo una triste cortina de humo para tapar la falta de ideas de cara al futuro, a sabiendas de que estos nuevos tiempos exigen profundos replanteos -medidas sólidas que permitan avances que se puedan plasmar en la realidad misma- para no quedar en el ostracismo.    

La educación, el camino a seguir

Otro de los especialistas que fueron entrevistados por Hoy, Mauro García (Unión Informática) indicó que “una de las mejores estrategias para el avance de la tecnología es la educación”.

“Debemos motivar a la gente a optar por carreras tecnológicas, pero también tenemos que estar preparados para que aquellas personas puedan trabajar por el avance tecnológico dentro del país”, reflexionó.

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