Crimen de Lucas González: cinco años por plantar un arma
Los magistrados constataron que el oficial de la Comisaría Vecinal 4D estuvo involucrado “dentro de un contexto de violencia institucional”.
La Justicia sentenció a cinco años de prisión al policía que plantó el arma en el auto en el que fue asesinado el futbolista Lucas González, en el barrio porteño de Barracas.
Facundo Torres fue declarado responsable por “encubrimiento agravado por la condición de funcionario público y por ser el delito precedente especialmente grave”, al tiempo que también lo consideraron partícipe primario en el delito de “falsedad ideológica”.
Los magistrados constataron que el oficial de la Comisaría Vecinal 4D estuvo involucrado “dentro de un contexto de violencia institucional”.
El Tribunal Oral en lo Criminal y Correccional número 29, integrado por los jueces Juan Ramos Padilla, Guillermo Friele y Sergio Paduczak, ordenó la inhabilitación especial para ejercer cargos públicos en los ámbitos nacional, provincial y municipal durante diez años.
Al mismo tiempo, los magistrados enviaron un oficio al Gobierno de la Ciudad para que informe dentro de diez días qué determinación tomará sobre el reconocimiento como víctimas de violencia institucional de Lucas, sus tres amigos, Niven Huanca Garnica, Julián Alejandro Salas y Joaquín Zuñiga Gómez, y sus padres y madres.
“El papel de Torres fue determinante en la escena del crimen. Si el plantado del arma salía bien, la impunidad estaba garantizada y la condena y privación de la libertad de los chicos era segura”, explicó el fiscal Sandro Abraldes.
Durante sus alegatos, Abraldes expresó que Lucas y sus amigos “fueron el blanco por ser jóvenes, los trataron de negros de mierda, los discriminaron por su piel marrón. La sociedad argentina tiene un componente racista y las fuerzas de seguridad tienen una marcada tendencia al respecto”.
El 17 de noviembre de 2021, Lucas González, de 17 años, salía con sus amigos de un entrenamiento en el Club Barracas Central y se subieron en un Suran para volver a sus casas. Fueron interceptados por un Nissan Tiida en el que circulaban tres policías. Sin tener identificación, los numerarios iniciaron una persecución a tiros.