Larry Hankin, un comediante abrumado por Hollywood

Formó parte de producciones como Friends, Seinfeld y Mi pobre angelito. En diálogo con este medio, habló de su carrera, en la que compartió mánager con Woody Allen, le ganó un papel a Robin Williams y protagonizó Fuga de Alcatraz, junto a Clint Eastwood

Siempre más cercano a la comedia que al resto de los géneros, Larry Hankin hizo una carrera llena de emociones, las que le hicieron dar cuenta de que prefería las producciones independientes por sobre los monstruos hollywoodenses. En la década del noventa vivió su época de mayor gloria y reconocimiento, siendo Mr. Heckles, un personaje recurrente de Friends, así como también estuvo en Seinfeld y participó de Mi pobre angelito con un pequeño papel. 

Sin embargo, la vorágine del trabajo terminó empujándolo a tomar una drástica decisión: después de un breve pero contundente rol en Breaking bad, creyó que era el momento de retirarse de la industria. 

A partir de allí, solo participó en producciones independientes, escribió y dirigió creaciones propias, y se abrió un canal en Youtube, en el que subió videos durante un tiempo. Ahora se prepara para una exposición de arte en una galería, donde mostrará algunos de los garabatos que diseña sobre páginas de diarios, intervenidas de manera digital.

En diálogo con Hoy, Hankin habló de toda su carrera: desde compartir mánager con Woody Allen, hasta imponerse en un casting por sobre Robin Williams. También se refirió a su actuación en Fuga de Alcatraz (1979), junto a Clint Eastwood.

—¿Qué recordás de tus inicios en el stand up?

—Fui el acto inicial de muchos famosos, como Woody Allen y George Carlin. Mi mánager, el mismo de Woody, quería que hiciera otra cosa, entonces me uní a The second city, un grupo de comedia. Audicioné con Robin Williams, que todavía no era conocido, pero lo recuerdo por cómo se vestía, y yo me quedé el papel (risas). 

Al tiempo, cambié de agente y fue una mala movida, porque querían hacerme actor de drama, ya que decían que era donde estaba la plata, pero no me gustaba eso. No estaba acostumbrado al silencio de la gente.

—Uno de esos papeles serios fue en Fuga de Alcatraz…

—Fue muy extraño. Me dijeron que era para trabajar con Clint Eastwood y dije que sí, pero no sabía qué iba a hacer. No me gusta ir sin saber para qué es la audición. Estaba asustado.

—¿Te acordás de alguna anécdota?

—En la escena en la que me voy a escapar, Don Siegel (el director) me pidió que llorara. Yo no sé cómo hacerlo, soy un comediante. Lo llamé a un costado, le dije que no creía que mi personaje realmente reaccionara así y él me respondió que necesitaba algún otro sentimiento, además de ira y testosterona, para su historia.

Cuando empezamos a hacer la escena no me salía ni una lágrima, así que llamó a un colaborador que tenía un frasquito y yo no entendía qué estaba pasando. Comenzamos a hacer otra vez la toma y esta persona extraña me roció con algo que me irritó la cara y me hizo llorar. Así fue como finalmente salió la escena (risas).

“Iba a ser regular en Friends, pero mataron a mi personaje”

En la década del 90, Larry Hankin llegó a la televisión norteamericana de la mano de dos ficciones bisagra en la historia de las sitcom: Seinfeld y Friends. “Empecé a tener fanáticos, pero fue la muerte de mis ganas de estar en Hollywood”, contó, y agregó que por ese entonces tenía muchos problemas de disciplina.

—¿Cómo llegaste a Seinfeld?

—Hice una audición para un papel en el que interpretaba a un actor. Mi personaje haría de Kramer (uno de los protagonistas de la serie), en una ficción dentro del show. Me tuvieron entrando y saliendo de una puerta como cinco veces (era el gag del personaje), hasta que en un momento sentí que me estaban avergonzando. Había una persona que me daba indicaciones, y yo la quería golpear. Cuando me dijeron quién era tuve que contenerme, ya que se trataba de Larry David (guionista del show).

—Luego de conseguir el papel, ¿qué indicaciones te dio?

—Larry David es un genio, me ayudó a conseguir ese personaje, fue uno de los pocos directores que entendió lo que estaba tratando de hacer y hacia dónde quería ir. Trabajar con ese conocimiento de comedia es muy bueno.

—Después llegó  Friends…

—Fue un viaje de terror. Después de mi cuarta aparición, un miembro del staff  me dijo que iba a ser regular, que estaban armando un set llamado “Mr. Heckles” (su personaje). Así que me fui a mi casa, contento. Pero cuando mi agente me llamó, me dijo que tenía una noticia buena y otra mala: la buena era que me daban un quinto libreto y me transformaba en recurrente y, cuando festejaba, me contó que Mr. Heckles moría. Iba a ser regular en Friends, pero mataron a mi personaje.

—¿Cómo reaccionaste?

—Se me vino el mundo abajo. Era el inicio de temporada, por lo que habían organizado  una fiesta. Todos celebraban y yo estaba muy enojado. Vi a los productores y, ni bien me saludaron, empecé a gritarles. Todo el mundo se dio vuelta para ver qué pasaba y ellos simplemente me dijeron que no era el momento de hablarlo. Ahí me despedí de mi carrera (risas). Después, cuando empezamos a grabar mis escenas, nadie me hablaba en el set. Fue muy duro.

—Casi diez años después, te llamaron para Breaking bad…

—Amaba el show  y me sentí honrado. Fui al casting  y tenía que leer cinco líneas, lo hicimos una sola vez y les pareció que era suficiente. Pero cuando grabamos tenía una página entera, porque a Vince Gilligan (el creador de la serie) le había gustado mi audición.

Yo necesito mucho tiempo para prepararme, no puedo memorizar tantas líneas. Al final, terminaron haciendo un compilado con mis tomas, para componer la escena. Así y todo, volvieron a llamarme para una segunda aparición.

Fue lo último que hice y me retiré, hasta hace algunas semanas, que me llamó Bill Hader para darme un pequeño papel en una serie que estrenará el año que viene.

Cuando casi protagonizó Mi pobre angelito

En 1990, Chris Columbus dirigió una película que se convertiría en un clásico: Mi pobre angelito. La obra fue el salto a la fama para Macaulay Culkin, y contó con Joe Pesci y Daniel Stern en la piel de los ladrones. Sin embargo, la historia pudo ser muy distinta. 

Como Stern no acordaba su salario, Hankin recibió el llamado de su agente, en el que le decía que estaba a punto de cerrar un coprotagónico con Pesci. Para su pesar, Stern llegó a un arreglo y él no supo nada más del filme hasta un mes más tarde.

Columbus convocaba a Hankin para un rol de cuatro líneas, pero con un trato estelar. “Sabían que era un insulto que me llamaran para un papel menor, por lo que tuvieron un muy buen gesto: volé a Chicago en primera clase, volví en el día a dormir a mi casa y me pagaron diez mil dólares. Gracias a eso, hoy sigo cobrando regalías por la película”, contó el actor.

Noticias Relacionadas