“Todo lo bueno me sucedió en la Argentina”

La cantante francesa Vera Cirkovic, esposa del intérprete Darío Volonté, se expresó sobre la familia que formó en el país. Además, habló de su nuevo álbum, llamado Entre perros y lobos

Nacida en Rouen, una ciudad portuaria francesa, Vera  Cirkovic es la cuarta generación de una familia de cantantes líricas. Desde pequeña se sintió atraída hacia el arte y, al cumplir los 17 años, se mudó a París para iniciar sus estudios en el Conservatorio.

Con esfuerzo y perseverancia, Vera se recibió, fue finalista de numerosos concursos internacionales e integró elencos en diferentes óperas del mundo entero.

Corría 1998 cuando la artista comenzó a viajar regularmente a la Argentina para trabajar en algunas producciones del Teatro Colón. En ese contexto, conoció a su esposo, el tenor argentino Darío Volonté, y de dicha unión nació su única hija. 

El matrimonio comparte la pasión por el canto y, a lo largo de su carrera, estuvo sobre el escenario en innumerables oportunidades. Además, por fuera del mundo de la ópera, ambos han realizado conciertos junto a Lito Vitale, Jairo, Sandra Mihanovich, Franco Luciani y Horacio Fontova, entre otros. 

En el presente, Vera se encuentra próxima a lanzar Entre perros y lobos, su primer trabajo discográfico como solista. Este álbum tiene un repertorio versátil con canciones francesas de los años 40. La presentación será el 2 de septiembre a las 20.30 en Sarmiento 3131, Capital Federal. Durante una entrevista con este medio, la cantante lírica habló de su trayectoria y de la familia que formó en la Argentina

—Desde hace casi dos décadas compartís tu vida con Darío Volonté, ¿por qué eligieron radicarse en la Argentina teniendo la chance de poder elegir otro lugar del mundo?

—Nos conocimos y empezamos una buena historia de amor. Él, como buen argentino que es, quiso ser fiel a su patria y terminé radicándome aquí, porque él ama el país. Vivíamos la mitad del año acá y la otra en Francia, pero no se podía seguir así. Después del casamiento, nos instalamos definitivamente en Buenos Aires. Significó un gran cambio para mí, pero todo lo bueno me sucedió en la Argentina a nivel energético y familiar, porque tuve a mi hija, hice muchos amigos y estoy feliz de vivir acá.

—Son una pareja en la que ambos trabajan juntos. ¿Cómo separan lo laboral de la intimidad?

—Primero compartimos nuestro trabajo y de ahí surgió el amor. Si bien trabajamos juntos en algunas obras, cada uno forjó su carrera individual. Esto es un poco el reflejo de nuestra vida, porque somos tremendamente unidos pero a la vez muy libres. Sabemos separarnos, estar en lugares diferentes y lo sabemos manejar muy bien. 

—Darío es un sobreviviente del conflicto bélico entre la Argentina e Inglaterra por las islas Malvinas, ¿de qué manera repercute este hecho histórico en sus vidas cotidianas?

—Es algo que se le pega a la piel. Él sabe lo que pasó, lo que vivió y puede hablar en nombre de mucha gente porque representa, de alguna manera, a los héroes de Malvinas. Darío, junto a tantos otros, sobrevivió el hundimiento del Belgrano. A todos les costó mucho recomponerse.  Creo que gracias a su buen humor, su fuerza de voluntad y a sus amores de la vida pudo reconstruirse y hacer algo después de una tragedia tan cruel.

—Sos una cantante lírica de fama internacional, ¿cómo fue la experiencia de haber trabajado en el Teatro Colón?

—Iniciar mi carrera en este lugar fue un experimento extraordinario. Al entrar por primera vez al teatro, casi me pongo a llorar al ver la magnitud de la sala. Es un lugar enorme y único en el mundo. 

Primero empecé a cantar con la orquesta, luego integré varios elencos de diferentes producciones y estuve en algunas obras como solista.  Descubrí un universo impresionante junto al equipo de músicos, al coro y a los talleres. Además, hice mis mejores papeles, como sucedió en Juana de Arco y El diálogo de las carmelitas, entre otros. 

 —Desde hace un tiempo estás trabajando en tu disco solista, con el que innovaste en otros géneros, ¿qué mirada tenés sobre este cambio de rumbo?

—Esta producción tiene solo las canciones que me gustan, no tiene un sentido estético o un concepto. Cambié completamente de gremio porque estaba trabajando como solista de ópera. Tuve la inquietud de intervenir en otro tipo de repertorio. Es un placer tener la posibilidad de interpretar diferentes obras con lo que llamamos “la voz de pecho”, que es más popular. 

Lo primero que hice en este nuevo camino fue una obra de Edith Piaff. Así empecé a descubrir y a trabajar en otras melodías. 

Por último, a Gabo Ferro lo invité a participar en mi disco, es un artista que está a la altura de su música y es un ser generoso. Es exquisito cantar con artistas argentinos en un disco en francés. 

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