Contundente: el país se paralizó con la huelga

Según los gremios convocantes, el paro de ayer tuvo un acatamiento del 95%.  “Quiero pedirle humildemente al Gobierno que preste atención a este llamado de la gente”, dijo el líder de la CGT, Hugo Moyano

La parálisis fue total. No hubo transporte de colectivos, ni trenes, tampoco taxis ni aviones. Las estaciones de servicio estuvieron vacías, los cajeros automáticos también dado que los camiones de caudales se adhirieron al paro. No hubo recolección de basura, cerraron centenares de comercios en todo el país, realizar trámites judiciales fue imposible, en los hospitales sólo hubo guardias mínimas y las escuelas tuvieron que justificar inasistencias a causa de la ausencia de movilidad. 

"El acatamiento fue importantísimo, extraordinario, del 95% a nivel nacional, 98% en determinados lugares", aseguró ayer el titular de la CGT, Hugo Moyano, y agregó: "Ha sido una jornada muy importante y demostramos que cuando lanzamos esta protesta no nos equivocábamos en decir que estamos interpretando lo que la gente quería expresar".

A primera hora de ayer comenzó la huelga a escala nacional convocada por la central que dirige el líder camionero, junto con la CGT que conduce el gastronómico Luis Barrionuevo y la CTA que encabeza el estatal Pablo Micheli. Hubo además, cortes de rutas y calles motorizados por sectores de trabajadores industriales y organizaciones políticas y sociales de izquierda.

Los principales reclamos de la medida tenían que ver con el cuestionamiento a la inflación, el pedido de recomposición de los salarios, el rechazo al impuesto a las ganancias para los trabajadores, el reclamo por la devolución de los 22 millones de pesos que el Gobierno le adeuda a las obras sociales sindicales, el repudio a la precarización laboral, entre otros puntos.

Un paro histórico

Para el secretario de la CTA, Pablo Micheli, "el paro fue contundente como pocas veces se vio a lo largo y ancho del país, y los verdaderos héroes de la jornada son los trabajadores y trabajadoras de la Argentina" y puso como ejemplo la ciudad de Junín, donde no hay autotransporte: "Con 120 mil habitantes el acatamiento fue más del 95 por ciento, y no hubo piquetes".

Moyano pidió que "el gobierno tome en cuenta" lo que "expresó el pueblo de manera voluntaria" en la "extraordinaria jornada de protesta". “Lo más importante es lo que expresó el pueblo trabajador. La importancia de hoy y lo que la gente recoge es, justamente, este paro histórico. Esta es la realidad, como decía el General (por Perón) es la única realidad”, sentenció.

Importante parálisis en fábricas

A pesar de que el Gobierno quiso mostrar que el paro sólo afectaba al transporte, distintas fábricas de la zona norte de Capital Federal y del Conurbano bonaerense estuvieron paralizadas.

"El Gobierno miente alevosamente: la inmensa mayoría de los trabajadores se sumaron libremente al paro nacional, tanto en los sindicatos convocantes, como donde los dirigentes pretendieron carnerear", afirmó el diputado provincial Christian Castillo.

Remarcó que antes que se instalara el piquete de la autopista Panamericana, donde se registraron incidentes con la Gendarmería, se habían "sumado al paro los 2.500 obreros de Kraft Pacheco y los 1.000 Kraft Victoria (ex Stani), los 3.000 de Ford, la mayoría de los 4.500 de Volkswagen, los 1.000 de la autopartista Lear, los gráficos de Donnelley y Printpack, los 1.500 de Fate, los 10.000 obreros del Parque Industrial de Pilar, los miles del Parque Industrial de Garín".

Impacto en las provincias

En la mayor parte de las provincias del país el paro se sintió. En ciudades como Rosario, Córdoba y Mendoza, buena parte de la gente no concurrió a trabajar, ya sea por adherirse a la medida de fuerza o bien porque no pudo llegar. El transporte en dichas localidades estuvo totalmente paralizado así como también la recolección de residuos, las estaciones de servicio y la actividad educativa. 

Salta, Jujuy y Tucumán se encontraban con un escenario similar. En San Luis el acatamiento era parcial pero se sentía. Sin embargo, fue en Santa Cruz, la tierra de los Kirchner, donde el paro tuvo un acatamiento de grandes dimensiones, con adhesión de los sectores docente, judicial, hospitalario, municipal, transporte público urbano e interurbano de pasajeros, y correo. A su vez, en Tierra del Fuego las fabricas electrónicas tuvieron que dar licencia a su personal.

Gendarme infiltrado en un piquete

Una de las marcas del paro de ayer fueron los piquetes desarrollados en más de 40 puntos entre Capital Federal y Provincia. En uno de ellos, el corte realizado sobre la ruta Panamericana por trabajadores de fábricas y militantes de izquierda, se vivieron momentos de tensión que generaron forcejeos entre los manifestantes y la Gendarmería, quedando dos heridos y un detenido, que anoche fue liberado.

En ese marco, el delegado de la Comisión Interna de Kraft Javier Hermosilla denunció que "los incidentes los provocó la Gendarmería con un agente infiltrado de civil que comenzó a hostigar y a filmar para individualizar a los trabajadores del piquete, con el mismo método del nefasto Proyecto X que venimos denunciando".

El Gobierno desvió la discusión

Lejos de dar respuestas a los reclamos manifestados ayer, el gobierno minimizó la huelga a la que calificó de "política", de "gran piquete nacional con paro de transporte" y de "metodología del medioevo", mientras la Casa Rosada mostró un aspecto de día feriado y la presidenta Cristina Fernández permaneció en la residencia de Olivos.

El jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, fue la primera voz oficial en embestir contra la huelga. Poco más tarde, el ministro del Interior y Transporte, Florencio Randazzo, calificó de "extorsiva" la medida de fuerza.

Este funcionario además formalizó la quita del subsidio diario correspondiente a la jornada de ayer a las empresas de colectivos que no prestaron el servicio, asegurando que con eso cuidaba “el bolsillo” de los usuarios. La afirmación resulta totalmente ridícula teniendo en cuenta la fortuna que el Gobierno dilapidó en subsidios a sus empresarios transportistas amigos, que no se vieron nunca reflejados en el servicio.

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