El 80% de los jóvenes, en situación de precariedad laboral

Según un informe de la Organización Internacional del Trabajo, en 2015 casi el 60% tenía empleo en negro y otro 20% estaba desocupado. En tanto, tres de cada cuatro no estudiaban ni trabajaban

"Informalidad, precariedad, bajos salarios, elevada inestabilidad y alta rotación son las características reiteradas entre los empleos a los que acceden los jóvenes de Argentina”. Así lo advirtió un informe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), que no hace más que ratificar una de las tantas llagas heredadas del kirchnerismo.

Para el organismo, los problemas estructurales del mercado laboral argentino se exacerban entre los jóvenes, cuyo acceso a empleos de calidad se ve dificultado, entre otros motivos, por “la de­serción escolar, la escasez de servicios de cuidado que permitan conciliar responsabilidades de hogar con la participación en el mercado de trabajo y en actividades de formación, y la insuficiente generación de oportunidades de trabajo decente”.

En este contexto, la OIT advierte que en la Argentina actual los déficits de trabajo se manifiestan, entre otras dimensiones, en: mayor tasa de desocupación (19,1% jóvenes, frente a 4,5% en adultos), mayor tasa de empleo asalariado no registrado (58,7% jóvenes, frente a 28,9% en adultos), y menores salarios promedio.

El peso de la herencia

“Lo realmente importante no es llegar a la cima, sino saber mantenerse en ella”, reza un refrán popular y, en este sentido, la OIT asegura que la obtención de un empleo no es la mayor barrera que enfrentan los jóvenes al intentar ingresar al mercado, sino la dificultad para mantenerlo.

Así, el estudio del organismo internacional subraya que el empleo juvenil está marcado por “elevada inestabilidad y alta rotación”. Entre aquellos jóvenes provenientes de hogares de bajos ingresos, el 20% percibe un ingreso inferior al salario mínimo, vital y móvil, el 23% está ocupado con un empleo inestable, y más del 50% es asalariado sin descuentos jubilatorios, obra social y/o aguinaldo. 

En este sentido, la informalidad laboral es una de las barreras que frena el acceso a un trabajo decente y es llamativo que, si bien el empleo no registrado alcanzó su pico con la crisis del 2001 (70%), al final del mandato de Cristina Kirchner, 6 de cada 10 jóvenes trabajaban en negro.

Para el director del Instituto de Pensamiento y Políticas Públicas (Ipypp), Claudio Lozano, esta es una de las realidades que el relato K “se empecinó en ocultarnos. Es lamentable que los jóvenes sean los más castigados en esta Argentina donde el 50% de la población se halla fuera del circuito formal”, aseveró a Hoy. A su vez, el exdiputado nacional precisó que “desde 2013 se profundizó la caída de la tasa de empleo, que no se manifestó en términos de desocupación porque el gobierno anterior intervino el Indec, modificando las estadísticas de la tasa de actividad”.