Herencia K: los principales desafíos económicos del próximo gobierno

Escasez de reservas, endeudamiento, atraso cambiario. ¿Cómo impactan esas variables en el bolsillo de los argentinos? ¿Cómo condicionan al próximo presidente? La palabra de los economistas

Cuando el 25 de octubre el soberano ingrese al cuarto oscuro, lo hará con una mezcla de regocijo y esperanza. Primero, por no ver entre las boletas el rostro ni el nombre de Cristina Kirchner; luego, por la ilusión de comenzar a dejar atrás las heridas que marcaron al país en esta larga década: la alta inflación, el desempleo, la pobreza, los índices que el Indec dejó de medir, la escasez de reservas, el déficit fiscal y comercial, el creciente gasto público improductivo, el aniquilamiento de las economías regionales, el atraso y el cepo cambiarios, la negación de esos problemas que asfixian el bolsillo de los argentinos, sin contar los casos que dañaron la ética y la moral del país, como las sospechas de lavado de dinero (Hotesur), la compra de jueces, fiscales y conjueces, las promesas incumplidas, la muerte -no esclarecida- del fiscal Alberto Nisman.

Estrictamente en lo económico, en las dos semanas que restan para las elecciones, tanto para los ciudadanos como para los candidatos que aspiran a sentarse en el sillón de Rivadavia, la clave está en el nivel de reservas y en el endeudamiento, que condicionan el resto del sistema financiero, en tiempos de recesión, cuando el FMI pronosticó una contracción del 0,7% del PBI para el 2016, con una economía argentina que no crece desde hace cuatro años, “con menos puestos de trabajo y niveles de ingresos paupérrimos y con una perspectiva futura que se presenta complicada”, le aseguró a diariohoy.net el economista y diputado nacional por Unidad Popular, Claudio Lozano.

Endeudamiento y desempleo

En lo que va del año, el Estado emitió deuda por$161.377 millones, al concretarse la semana pasada licitación del Bonad 2017 y del nuevo Bonar B+300 2017, gracias a los que tomó $ 12.500 millones del mercado en total. Impedido el acceso al crédito internacional, tras el fallo del juez Thomas Griesa y el default, esta estrategia buscó evitar un mayor deterioro en las reservas del BCRA tras la cancelación del Boden 2015, por u$s5.900 millones.

El Tesoro también tomó fondos de los jubilados, a través de la ANSES, que en lo que va del año alcanzaron a $16.000 millones y u$s502,5 millones.

En este sentido, el economista y Dr. en Ciencias Sociales, Julio Gambina, le precisó a diariohoy.net que “la principal condicionante para cualquier gobierno que asuma en la Argentina es el endeudamiento, ya que afecta la calidad de vida de la población, al imponer la utilización de recursos públicos, de reservas internacionales que administra el Estado, para cancelar deudas en vez de utilizarlas para satisfacer las necesidades de la población”.

En tanto que Lozano afirmó que “es necesario relanzar la actividad productiva sobre la base del ahorro de divisas y la única manera de hacerlo es asociando la producción con las necesidades populares”.

“Se necesita invertir en eliminar la pobreza –aseveró el diputado de Unidad Popular-. Si se garantiza que todos los hogares se encuentren por encima de la línea de pobreza, inmediatamente se producirá una recomposición de la actividad económica de alrededor de un 6% y una recomposición de 1,3millones puestos de trabajo en un año. Esto es posible, siempre y cuando se ajuste a las empresas más grandes de la Argentina, por ejemplo, y no a los sectores más vulnerables”.

Sin reservas

Si se tiene en cuenta que el Banco Central de la República Argentina (BCRA) sacrifica entre US$90 y US$ 100 millones diarios parta sostener la paridad cambiaria; que tras el pago del Boden 2015 las reservas cayeron hasta los US$ 27.700 millones, el nivel más bajo en un año; que, producto de las restricciones a la actividad productiva, sumado a la preocupante coyuntura del comercio exterior, las exportaciones caen a niveles comparables a los de la crisis del 2001, por lo que el BCRA prácticamente no cuenta con una fuente genuina de divisas; la “fuga” que alimenta el propio gobierno a través de los distintos tipos de dólar (“ahorro”, “turismo”), vía por la que, según vaticinan los economistas, a fin de año se habrán ido  US$ 15.000 millones, el equivalente a seis saldos comerciales. Ahora, bien, si a los US$ 27.700 millones informados por el BCRA, luego de sumarle lo obtenido tras el endeudamiento que significa la colocación del Bonar 2020, se le descuentan los US$ 11.000 millones del intercambio de monedas con China (los famosos swap del intercambio comercial con el gigante asiático que no sirven más que para maquillar la falta de reservas), otros US$ 8.500millones de encajes por depósitos en dólares y cerca de US$ 2.000millones bloqueados por el juez Thomas Griesa que se le deben pagar a bonistas, las reservas netas para libre disponibilidad caerían a unos preocupantes US$ 4.100 millones, según estiman consultoras privadas.

Perspectivas devaluatorias y suba del dólar blue

Con una inflación que se ubica entre el 25 y 30%, cuando el poder adquisitivo se escurre cada día como arena entre los dedos, y ante las expectativas por una eventual devaluación  que hasta vaticinó el propio ministro de Economía, Axel Kicillof (al prever un dólar oficial a $ 11,20 para 2016), quienes pueden ahorrar en dólares, encuentran seguridad en el billete verde y hasta hacen una diferencia alentada por el gobierno: compran dólares a través de la AFIP, a $ 11,78, y los venden en el mercado ilegal a 15,77, cotización que se vuelve más volátil cada vez que el kirchnerismo restringe y controla la adquisición de la divisa a precio oficial. Porque, contrario a sus objetivos, las medidas tomadas por el gobierno para evitar la fuga de dólares, no hacen más que alimentarla. En este escenario, economistas y ahorristas prevén un sinceramiento cambiario, una devaluación post-elecciones, que podría acelerarse por “efecto contagio” de la devaluación china y brasilera, incertidumbres que, junto a la alta tasa inflacionaria, profundizan la recesión.