La derrota indigna de los K en el deporte

La crisis en la Confederación Argentina de Básquetbol destapó una cruda realidad: durante el gobierno kirchnerista, los escándalos en distintas disciplinas dejaron mal parado al país. Una historia de retrocesos, papelones y corrupción al extremo 

"El Estado se va a hacer cargo de lo que hasta ahora cayó sobre las cansadas, esmeradas y notables espaldas de nuestros clubes y nuestros atletas”, decía Juan Domingo Perón, en momentos en los que el apoyo al deporte se consideraba como una base fundamental para el desarrollo de la Nación. Hoy, ese paradigma quedó sepultado en la memoria, luego de que las distintas disciplinas quedaran reducidas a la nada por la ausencia de políticas serias de parte del gobierno K.  

En más de una ocasión nuestro diario puso de manifiesto cómo el kirchnerismo, pese a hablar maravillas de los atletas locales, escondía un nefasto escenario: deportistas que no pueden conseguir materiales para entrenarse por las trabas aduaneras, condiciones paupérrimas en los centros de alto rendimiento y manejos insólitos (que incluyeron el financiamiento del deporte olímpico con el aporte adicional del 1% sobre el precio facturado de los abonos de la telefonía celular).

Por tal motivo, la crisis que se destapó en la Confederación Argentina de Básquetbol (CABB) -luego de que se conocieran graves irregularidades en el uso de los fondos (ver El Clásico)- no es una sorpresa, ni mucho menos. Esta misma clase dirigente es la que dejó en la ruina a los seleccionados de hockey y también a los atletas que compiten en los Juegos Olímpicos. Y lo peor es que esto último es un fiel reflejo de lo que ocurre en los pasillos de la política nacional, en donde la transparencia pareciera ser mala palabra.

El kirchernismo y la dirigencia, dos caras de la misma moneda

En sólo cuatro años, todo lo construido se cayó como un castillo de naipes. Los Juegos Olímpicos de Pekín, en 2008, dejaron un saldo de dos medallas de oro. Pero para Londres 2012, la cifra cayó a sólo una de oro. Una realidad que no llega a ser ni por asomo similar a la que se vivía en otros tiempos, cuando el deporte era considerado como una cuestión de Estado.

Nada es fortuito: la cara visible del manejo del deporte olímpico, el empresario y presidente del Comité Olímpico Argentino (COA), Gerardo Werthein, es un hombre muy cercano a la gestión K. Fue él quien no puso reparos a la designación del exwindsurfista y actual secretario de Deporte de la Nación Carlos Mauricio “Camau” Espínola -un alfil del kirchnerismo en Corrientes- al frente del Ente Nacional de Alto Rendimiento (ENARD).

Del mismo modo, y sin ningún tipo de vergüenza, la dirigencia del COA avaló como vocal tercero a Aníbal Fernández, quien también es titular de la Confederación Argentina de Hockey sobre césped (CAH). Justamente, el senador nacional estuvo en la mira hace apenas unas semanas por la polémica administración en la CAH, algo que motivó la ida de varias jugadoras históricas de Las Leonas (como Rosario Luchetti, Silvina D´Elia, Carla Rebecchi, Mariela Scarone y Daniela Sruoga).

Estos son apenas algunos ejemplos del oscuro entramado que vincula al kirchnerismo con el deporte nacional. Un entramado que, de a poco, va destruyendo los cimientos de lo que se edificó con tanto esfuerzo.         

El fútbol, una pantalla para el regocijo económico del kirchnerismo

El manejo del deporte por parte del kirchnerismo es tal que, en medio de la euforia futbolística, algunos pensaron más en las billeteras que en la delicada situación económica del país. De hecho, el Mundial de Brasil sirvió de pantalla para llevar a cabo una serie de tarifazos letales, siendo los de las naftas y los transportes públicos los incrementos más sensibles en las arcas familiares.

De todas formas, el verdadero negocio K parece estar en Viamonte 1366: los estrechos lazos que mantiene el Gobierno con la AFA permitieron que se ejecuten partidas millonarias para mantener el Fútbol Para Todos, que luego fueron denunciadas por la oposición en la legislatura porteña (según la acusación de la diputada Graciela Ocaña, más de 6 mil millones de pesos se habrían perdido en los acuerdos entre FPT y los dueños de la pelota).

Mientras tanto, con el aval del kirchnerismo, el presidente de la AFA, Julio Humberto Grondona, se muestra como si nada ante las pantallas y esquiva los bultos cuando es interrogado por el crecimiento de su frondoso patrimonio.