Más pruebas complican a otros dos guardiacárceles en la triple fuga

Confirman que se relajó la seguridad en el pabellón de los Lanatta, donde hubo sólo una requisa en seis meses.

En las últimas horas se sumaron nuevos elementos al expediente que instruye el fiscal de Azul, Cristian Citterio, que complicaron seriamente a dos guardiacárceles. Hasta el momento, el único oficial del SPB procesado con prisión preventiva era el subprefecto César Tolosa, jefe de turno del penal. Sin embargo, una serie de pruebas incorporadas a la causa en las últimas horas comprometerían a dos de los tres oficiales penitenciarios que fueron tomados como rehenes por los prófugos.

Según fuentes de la investigación, se habría establecido que esos dos oficiales habrían violado una serie de normas del protocolo penitenciario.

Uno de ellos, que habría sido identificado como Luciano Labat, era el encargado de la custodia directa de los tres condenados por los asesinatos de Sebastián Forza, Damián Ferrón y Leopoldo Bina. A partir de la reconstrucción de la fuga, los investigadores habrían establecido que en la primera recorrida del 27 de diciembre, a la 1, estaban los tres juntos mirando una película. Labat regresó al pabellón a la 1.45 y advirtió que la música estaba muy alta.

En ese momento, observó que Cristian Lanatta y Víctor Schillaci no estaban en la celda que les habían asignado. Se dirigió al calabozo vecino, que tenía una manta que tapaba la puerta. Entonces recibió un golpe en el ojo, lo tomaron por el cuello y uno de ellos le dijo que se quedara tranquilo, que lo que pasaría no era con él. Pero que se tenían que ir.

Luego lo amordazaron y le sacaron el manojo de llaves que tenía encima, entre las que figuraba la de su cofre personal, la de su Fiat 128 y las de varias puertas.

Al recrear el episodio, los investigadores advirtieron al menos dos irregularidades en la actuación del oficial: ingresó solo en el pabellón y sin apoyo externo. Además, llevaba el manojo con las llaves de todas las puertas, inclusive la que permite el acceso al sector de guardia y las de su automóvil.

Cuando lo redujeron, observó que Martín Lanatta llevaba una ametralladora con silenciador, un arma larga y más grande que las que pistolas 9 mm que utiliza el personal que custodia el perímetro del penal.

Aparentemente, Labat estuvo más de 20 minutos maniatado, amordazado y tirado en el piso hasta que pudo avisar a los gritos al agente asignado al puesto de control situado a 20 metros. Este agente no podía escuchar el pedido de auxilio de su compañero debido a que los prófugos dejaron el volumen alto del televisor. A ningún guardiacárcel le llamó la atención el volumen fuerte a esa hora de la madrugada.

El segundo oficial penitenciario que apareció en la mira de los investigadores judiciales habría sido identificado como Ramiro Tolere, también adjutor como Labat. La madrugada de la fuga era comandante de guardia, un sector al que no acceden los presos. Sin embargo, minutos después de las 2 dijo que escuchó ruidos de rejas y se dirigió hacia la reja con malla metálica que únicamente puede ser abierta del lado exterior u opuesto a quien pretende el acceso.

Según determinaron los investigadores al reconstruir el desarrollo de la fuga, para que le permitan pasar, el guardiacárcel debe activar un timbre con el que se avisa al encargado de abrir la reja. Pero aparentemente ese timbre nunca sonó en la sala de guardia donde estaba Tolere. Hasta el momento nadie pudo explicar por qué el mencionado oficial se dirigió hasta esa reja (ver foto). Allí observó que un hombre vestido con uniforme del SPB le apuntaba con un pistola similar al arma reglamentaria de los guardiacárceles y pasaba el cañón a través de la estrecha trama de la malla metálica.

Sin explicación alguna, el oficial abrió la reja, los presos lo maniataron y se llevaron el manojo de llaves de las otras puertas, entre las que estaba la que permite el acceso a la armería. Se había violado otra regla de oro del servicio penitenciario: "aunque se hubiera concretado la toma de un rehén, el guardia no debe abrir la reja", expresó uno de los investigadores. A partir de estas pruebas ambos oficiales, podrían ser acusados y citados a indagatoria.

La puerta clave

Ésta es la reja que uno de los penitenciarios investigados les abrió a los tres presos, a pesar de que no tenían a ningún rehén. El guardiacárcel dijo que Martín Lanatta pasó el cañón de una pistola 9 mm a través de la malla y le apuntó. Luego de pasar esta reja los tres prófugos llegaron a la armería y a la guardia. De allí, al estacionamiento, y huyeron por la puerta principal.

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