Una moratoria al mejor estilo Hood Robin

Fue lanzada por la presidenta y excede los límites de su mandato. Incluye 28 cuotas menos que el plan de pagos que le dieron a la ex Ciccone para levantar la quiebra

Ricardo Echegaray a esta altura ya podría llamarse Hood Robin, un delincuente que en lugar de robarles a los ricos para beneficiar a los pobres, busca apretar a empresarios pymes, comerciantes y asalariados para sostener los oscuros negociados que lo tienen como principal protagonista.

Ayer, durante la cadena nacional, la presidenta anunció una moratoria impositiva y prevsional para que aquellos que son atosigados por el fisco puedan pagar lo que exige la AFIP en hasta 120  cuotas. Ahora bien: hecha la ley, hecha la trampa. La medida no solamente compromete al próximo gobierno, ya que el mandato de Cristina vence el 10 de diciembre, sino que también imposibilita a los ciudadanos ejercer una adecuada defensa ante la conducción del organismo recaudador que, tal como lo venimos denunciando en el diario Hoy, llevó los aprietes y la extorsión a su máxima expresión.

Para acceder a este plan de pagos hay que aceptar lo que, unilateralmente, impone la AFIP que suele utilizar una vara muy distinta a la hora de analizar la situación fiscal de los empresarios y comerciantes que no adhieren al proyecto K, y aquellos capitalistas amigos del poder. De hecho, los socios y presuntos testaferros de la familia presidencial, como Lázaro Báez y Cristóbal López, no habrían logrado amasar semejante fortuna si no fuese porque la AFIP fue cómplice. Lo mismo ocurre con la propia presidenta y sus hijos que aumentaron su patrimonio en más de 1000% desde el año 2003 y hasta contaron con la colaboración de funcionarios del organismo recaudador que viajaron especialmente a la Patagonia para reunirse con Víctor Manzanares, el contador de los Kirchner, y ayudar a que puedan dibujar una declaración jurada que permitiera hacer archivar una pesada denuncia penal por enriquecimiento ilícito.

A su vez, el plan anunciado por Echegaray incluye 28 meses menos (más de 2 años) que el escandaloso beneficio que la AFIP le otorgó a la empresa fantasmal que se hizo cargo de la ex Ciccone para cancelar en 148 cuotas una deuda impositiva de $240 millones y de esa forma levantar la quiebra que le impedía volver a ser contratada por el Estado. Tal como lo viene reflejando Hoy, detrás de la maniobra habría estado el mismísimo Echegaray que habría intentado quedarse con la mencionada empresa para poder manejar el multimillonario negocio de la impresión de papel moneda. No lo pudo hacer porque el inefable Amado Boudou le ganó de mano. Hasta hay testigos que así lo acreditan. Tal como lo reflejó nuestro diario, el presidente de la Cámara Pesquera de Mar del Plata, Daniel Tunoni, denunció ante el Juzgado Federal Nº 3 esa ciudad que varios funcionarios de la AFIP –entre ellos Fernando Villaverde, Sergio Vargas, Rafael Resnick Brenner y el propio Echegaray- “fueron los que se quisieron quedarse” con la imprenta. “Por eso el acto administrativo de la quiebra de dicha imprenta lo hicieron Villaverde y Resnick Brenner”, remarcó.

En definitiva, Echegaray no es más que un claro exponente de un gobierno que, en todos sus niveles, se encuentra atravesado por exorbitantes prácticas de corrupción.

Otros negociados

En los distintos capítulos de las investigaciones publicadas por Hoy, revelamos detalle de otros negociados oscuros que existen en la AFIP, que convierten a Ricardo Echegaray y a sus secuaces en Hood Robin. A saber:

-El flamante director de la Aduana, Guillermo Michel, es un contador de Entre Ríos relacionado con la ex SIDE que habría conformado numerosas empresas fantasmas, algunas de las cuales llevan la firma de una abogada que certificó otras empresas vinculadas con un peligroso narcotraficante preso por la causa “Carbón Blanco” y con un ex pirata de asfalto que es amigo de Echegaray.

-Horacio Curien, el encargado del área de fiscalizaciones bancarias de la AFIP, sería un hombre que responde a la patria financiera: seguiría las órdenes del titular del Banco Francés, quien fue su empleador antes de llegar a la AFIP. Curien fue uno de los funcionarios que viajó a la Patagonia para dibujar la declaración jurada de los Kirchner.

-Julio Nieto, funcionario de la AFIP, operador político de Echegaray y precandidato a intendente de Quilmes, conformó empresas fantasmas con domicilio falso en el barrio porteño de Bajo Flores. Lo mismo ocurre con Gustavo Arce, el jefe interino de la División de Fiscalización Nº 1 de La Plata, que conformó una empresa constructora que también tiene domicilio falso y nadie conoce.

Dos de las principales espadas de la AFIP, como son el licenciado en informática Guillermo Jorge Fabián Cabezas Fernández  y el abogado de represores de la última dictadura, Sergio Raúl Vargas, conformaron una empresa de explotación turística llamada Aonikenk que también tiene características fantasmales ya que declara domicilio fiscal un edificio de departamentos en la ciudad de Neuquén donde ningún vecino jamás se entero de que allí existía una empresa y tampoco conocen a Vargas ni a Cabezas Fernández.

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