Inseguridad, muerte y marcha

Un hombre de 44 años fue asesinado cuando volvía a su casa. Los cacos habían tomado como rehenes a su madre, su cuñada y su hermano y los sorprendió durante la huída

Un hombre de 44 años que llegaba a su casa fue asesinado en las últimas horas de al menos tres balazos cuando sorprendió a tres delincuentes que estaban escapando por la puerta principal de la vivienda, luego de haber mantenido como rehenes a su familia durante más de una hora y media, informaron fuentes policiales. 

Todo ocurrió anteanoche cuando un sujeto que estaba de visita en la casa de su familia, situada en Bolívar 5559 de la localidad bonaerense de Wilde, salió a comprar una gaseosa para la comida que compartiría con su madre, su novia y un hermano. Tras unas cuadras a bordo de su Ford Fiesta, fue interceptado por tres delincuentes que se cruzaron en su camino en un Volkswagen Bora, dos de los cuales -bajo amenazas con armas- se subieron a su rodado. Luego de recorrer algunas calles, los cacos decidieron llevar a la víctima a casa de su madre.

Allí, amenazaron y ataron a todos los habitantes –además de ponerles capuchas en la cabeza- y comenzaron a recorrer las dependencias en busca de elementos de valor, mientras exigían que les dieran dinero inmersos en tanta violencia que golpearon a la mujer mayor, de 80 años. 

Al ver fotos de diversos viajes, los malhechores decían “"ustedes tienen guita", por lo que exigían la entrega de plata.

El momento fatal

Durante el robo, llegó a la vivienda Javier Gallardo, pareja de una de las hijas de la dueña de casa, quien vivía allí y regresaba de la facultad, donde estaba terminando el profesorado de Geografía. Sorprendió en la puerta a los ladrones cuando, una hora y media después, se disponían a huir con electrodomésticos y dinero en efectivo.   

"No sabemos si hubo un forcejeo o se asustaron cuando entraba, pero en ese momento le efectuaron varios tiros que le provocaron la  muerte", explicó la superintendenta de Policías Seguridad de la Policía bonaerense, Carmen Graciela Cunial.

Al hombre le dispararon siete veces con dos armas diferentes: un tiro le dio en el cráneo y tres en el pecho. De inmediato fue trasladado por vecinos al hospital de Wilde, donde llegó muerto.

Si bien no hubo testigos directos, vecinos aseguraron que se escucharon "varios disparos" y que los malvivientes, antes de huir, remataron a la Gallardo en el suelo. 

En la escena del crimen se secuestraron seis vainas servidas de dos armas calibre 9 milímetros. 

Tras el asalto y ataque, la banda escapó en el Bora y en el Fiesta de la víctima asaltada, y este último fue hallado horas después en Capital Federal. 

El hecho es investigado por la UFI 2 descentralizada de Avellaneda, a cargo del fiscal  Mario Prieto. 

“Los agentes no hicieron nada”

"En ese momento estaban todos adentro (de la casa), había un auto en la esquina hacía como una hora parado, que fue cuando llamaron a la Policía para que venga a verificar, porque a los vecinos les llamaba la atención", relató un frentista del hombre de 44 años asesinado a sangre fría en Wilde. Y añadió: "Los agentes se acercaron, pero no hicieron nada”,  

Por su parte, otra vecina recordó que oyeron las detonaciones y cuando salieron la víctima estaba tirada en el suelo, en medio de un charco de sangre. 

"Escuchamos primero un tiro y después tres o cuatro más; cuando salimos el muchacho estaba tirado", relató. 

"Dicen que lo remataron en el suelo. Lo llevaron con una camioneta al hospital de Wilde que está a cuatro cuadras y llegó muerto. Era una excelente persona, un chico trabajador, estudiaba", finalizó la vecina. 

Por su parte, Marcelo, uno de los hijos de la dueña de casa asaltada, que no estaba al momento del hecho, dijo que por lo que comentaron los frentistas la Policía "no actuó". 

"Esto se podría haber evitado", expresó, y añadió que su madre está "destrozada", al igual que sus hermanos, por lo sucedido.

Regresaba de la facultad, encontró la muerte

Una familia destrozada, una vida acabada por el paso de la delincuencia, que no afloja. “Era una excelente persona, un chico trabajador que, además, estudiaba”, dijo una vecina del hombre acribillado en la puerta de su casa de Wilde. 

Con 44 años, no aflojaba al sueño que se había fijado como meta reciente: ser profesor de Geografía. Y en eso andaba cuando lo mataron a sangre fría. Alrededor de las nueve de la noche del lunes pasado, regresaba a su vivienda luego de cursar en la universidad. Lo mataron antes de ingresar, antes de ver, al menos, por última vez a su familia. 

“No sabemos si hubo un forcejeo o (los cacos) se asustaron cuando entraba, pero en ese momento le efectuaron varios tiros que le provocaron la  muerte", explicó la superintendenta de Policías Seguridad de la Policía bonaerense, Carmen Graciela Cuñal.

Asustados o no, asesinaron a un buen hombre. Otro crimen más en un conurbano al rojo vivo.

La actuación policial, en el ojo de la tormenta

La Superintendente de Seguridad de la Policía Bonaerense, Graciela Cunial, dijo ayer que la Dirección de Asuntos Internos investiga por qué el personal policial enviado a chequear un auto estacionado en Wilde, que resultó ser de una banda que luego asesinó a tiros a un hombre de 44 años, "no culminó con el protocolo que está establecido". 

Cunial aseguró "que hubo un llamado al 911" de un vecino para alertar a la policía sobre un Volkswagen Bora negro que merodeaba la zona y que luego quedó estacionado en esa esquina. 

Se trata del coche en el que al menos tres delincuentes se movilizaban, y que habían dejado estacionado tras interceptar a un hombre para luego ingresar a robar a su casa, donde maniataron y golpearon a otras tres personas, entre ellas a una anciana. 

La comisario mayor admitió que la fuerza no cuenta con los datos de la patente del vehículo, pese a que los frentistas aseguran que la patrulla se estacionó detrás, por lo que puede chequearse en las imágenes tomadas por las cámaras de seguridad. 

"El móvil acudió, no vino de turismo. El personal llegó ante el llamado al 911 y ahora estamos investigando cuál fue la razón por la cuál no culminó con el protocolo que está establecido", dijo Cunial, y agregó que los policías debieron dar "indicaciones respecto de si el vehículo tenía ocupantes o no". 

Además manifestó que Asuntos Internos ya cuenta con la información acerca del horario del llamado al 911 y del de llegada del móvil a la escena del crimen, por lo que si "se determina que el personal policial no trabajó dentro del marco de la ley" se seguirá el caso "hasta las últimas consecuencias". 

Durante la tarde de ayer, la comisaría fue intervenida por orden del ministro de seguridad provincial, Alejandro Granados, a raíz del accionar policial ante el crimen. 

Vecinos de Wilde reclaman seguridad

Medio centenar de vecinos de Wilde marchó hacia la comisaría quinta de Avellaneda en reclamo por el asesinato de Javier Gallardo, entre otros hechos de inseguridad. “La década ganada nos deja cadáveres, muertos nos deja”, aseguró uno de los manifestantes.

El jefe de la Policía Bonaerense, Hugo Matzkin, se comprometió a reforzar la seguridad en la zona y dijo que se investigará la actuación policial en el crimen del estudiante de geografía.

“Vamos a analizar patrulla por patrulla, hombre por hombre”, sentenció Matzkin en relación a la intervención del citado destacamento policial.

EN FOCO /// La política del avestruz

El trágico episodio de inseguridad que produjo la muerte de Javier Gallardo, un trabajador y estudiante universitario de 44 años en Wilde, refleja la descomposición del tejido social que padecemos.

Tres jóvenes delincuentes, con total desprecio por la vida, acribillaron a Javier en el ingreso a la casa. Le dispararon con dos armas, lo que denota la agresividad de la banda, la que habría actuado bajo los efectos de las drogas. Antes, los malvivientes habían mantenido más de una hora y media atados y amenazados a los moradores de la vivienda, entre ellos una anciana de 80 años, a la que abofetearon. 

Estos asesinos, reflejan, cabalmente el resultado de la mal llamada “década ganada”. Son marginales dispuestos a todo, sin nada que perder y sin conciencia alguna de lo que significa arrebatarle la vida a un ser humano. La violencia corre por sus venas y, a esta altura, está claro que ningún programa asistencial del Estado podrá cambiar la brutalidad de sus actos. El problema es mucho más complejo.

Lamentablemente la inseguridad mata y deja heridas emocionales en los familiares y allegados a las víctimas. Y mientras el gobierno nacional ni siquiera menciona la problemática, su inacción preventiva, sumado a su responsabilidad por haber aplicado una nefasta política económica que llevó a que uno de cada tres argentinos sea pobre o indigente, contribuye a la ola de homicidios evitables que estamos padeciendo.

Asimismo, en el caso de Wilde, hay indicios de que los agentes no intervinieron como manda el protocolo. De hecho, ni siquiera anotaron la patente del auto sospechoso. Por eso el ministro de Seguridad bonaerense, Alejandro Granados, dispuso la intervención de la comisaría quinta de Avellaneda, para esclarecer la responsabilidad de agentes de esa dependencia.

Desde nuestro diario se ha advertido, en reiteradas veces, la importancia de que haya una mayor profesionalización de las fuerzas de seguridad, tanto provinciales como federales, que echen por tierra nefastas experiencias como fue la Maldita Policía en los años ´90 y las fracasadas políticas de León Carlos Arslanián de la década pasada, que para lo único que sirvieron fue para hacer negocios turbios con contrataciones directas. Capacitar a los efectivos policiales es vital, pero también lo es que reciban un salario digno y armamentos acordes para hacer frente a organizaciones delictivas cada vez más desarrolladas.

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