Un cuerpo en la morgue, una madre desesperada

Una vecina de Los Hornos sufre desde hace cinco años, cuando desapareció su hijo. La Justicia quiere cerrar el caso con la irrupción de sospechosos restos humanos 

En la morgue hay un cuerpo hace cinco años que nadie reclama; la Justicia platense asegura tener la identidad y autorizó el entierro, pero su madre lo desconoce: para ella, su hijo está vivo pese a que no sabe nada de él desde el 2010. 

La trágica historia tiene como protagonista a Eva Acosta (58), una vecina de Los Hornos que se encuentra desesperada y se siente manoseada por el sistema judicial de nuestra ciudad. Trama Urbana se acercó hasta su domicilio de 167 entre 59 y 60 para escuchar su dramático relato, que comenzó el 6 de septiembre del 2010, cuando su hijo Claudio Antonio Ibarra (41) salió de su casa para no regresar hasta entonces. 

“Se acababa de separar de su pareja, con quien tuvo 11 hijos durante los 25 años que estuvieron juntos. Ella lo denunció falsamente y él quedó devastado”, comenzó la mujer, quien lo cobijó en su finca. 

La siguiente novedad en la causa fue la aparición de un cadáver en un descampado de Melchor Romero, el 21 de abril de 2011 y en estado prácticamente de momificación. “Familiares míos fueron al lugar donde lo encontraron y ellos están convencidos de que allí no pudo haber estado un cuerpo por mucho tiempo”, desconfió su madre, y agregó que “si bien la Policía incautó el documento que estaba al lado de los restos y era de mi hijo, también levantaron un celular, que no era el de él. Eso me pareció raro”. 

Un hecho, cuatro fiscalías 

“La causa, extrañamente, pasó por varias fiscalías: arrancó por la UFI 7, donde Virginia Bravo sólo me recibió una vez y dio distintas versiones del cadáver: desde el estado hasta el color del pelo. Además, no me lo dejaba ver en la morgue”, se indignó. Y amplió: “de allí pasó a la 6 y a la 11, con Álvaro Garganta”. 

Este último “vio los restos, me puso una mano en el hombro y me aseguró que no se trataba de mi hijo: dijo que los huesos pertenecían a alguien de entre 25 y 28 años… y mi hijo desapareció con 41”. Pero, así como ese fiscal la tranquilizó, también la “descuidó” después: “yo pedí hacer un estudio de ADN, pero él no me dejaba. Peleé y peleé hasta que lo pude hacer más de un año después, porque cuando llamaba a la UFI 11 con el fin de que me dieran la orden para ir al laboratorio, no me atendían”. Finalmente, la hizo y le dio “99,99% positiva, al igual que la contraprueba”. Pero eso no convenció a Eva, quien continúa creyendo que “hay una mano negra detrás: Garganta me dijo que no podía ser y después sí”. 

Cansada de las vueltas, hizo una denuncia ante la Corte Suprema y, en el medio, la causa volvió a cambiar de fiscalía, y ahora está “archivada en la 1, de Ana Medina”.