Carta de un “enamorado” del fútbol

Las expectativas que me ha despertado este nuevo torneo sin descensos, pero sí sumador de puntos, son de cautela extrema.

Sea como fuere el formato del mismo, seguiremos viendo planteles de mayor valor y mucho recambio en equipos como Boca y River.

Bastante menos recambio se podrá observar en el resto de los “grandes” y menos aun en las instituciones más pobres de nuestro fútbol.

Seguramente veremos rachas pasajeras de algún que otro team, como suele pasar en cada campeonato de fútbol del mundo. Y después, lo de siempre: muchos “mordedores” de ganancias sucias o dudosas para un “deporte” que distrae a la masa popular y, en ocasiones, increíblemente fanatizada.

Será “repetir la misma historia”. Fútbol sinónimo de negocio. Para todos: dirigentes y empresarios, entrenadores y jugadores. Algunas corporaciones de la TV y algunos programas que sólo viven del drama o el “puterío”, real o creado, y entregados al mejor postor.

Dentro de un vestuario, los hinchas son “la gilada” y así es: nunca pude hacer entender que debemos obligatoriamente emocionarlos, que para eso nos pagan.

El simpatizante es el único que paga y el único que no gana. Por pensar así y decirlo estoy afuera de la manada de lobos hambrientos de fama, guita o poder que rodea al balompié.

Así y todo, no pierdo la esperanza en que esto va a cambiar y mejorar algún día. Pese a mis 64 años, sigo enamorado de este deporte y nunca voy a perder la pasión que transmite y despierta.

Hoy, en el Día de los Enamorados, volveré a la cancha de Estudiantes ilusionado con poder ver un partido de buen juego, intensidad futbolística y, tal vez, varios goles.