El Pincha avanzó a los playoffs gracias a otros resultados, pero el futuro de Eduardo Domínguez estaría sentenciado salvo un milagro. El DT no continuaría en 2026 y sólo tendrá esta última chance para despedirse peleando por un título.
Estudiantes respiró en el último suspiro. Clasificó a los playoffs del Torneo Clausura por la ventana más estrecha posible, sin depender de sí mismo y sin mostrar la autoridad de otros tiempos. Sin embargo, detrás de la matemática hay una certeza que atraviesa a todo el club: el ciclo de Eduardo Domínguez transita sus días finales. El Barba no seguiría en 2026, aunque aún tendrá la oportunidad de cerrar su etapa dando pelea por la cuarta estrella. Su equipo enfrentará a Rosario Central el próximo domingo a las 17:30 hs en el estadio Gigante de Arroyito por los 8vos de final del certamen.
En medio de la preparación del encuentro, se sabe que la relación entre Domínguez y la dirigencia venía desgastada desde hace meses. El affaire Magnabosco, las diferencias públicas con Juan Sebastián Verón y un mercado de pases turbulento fueron tensando un vínculo que ya mostraba señales de agotamiento. Incluso, puertas adentro, el DT había evaluado no seguir después del invierno. La pausa sin competencia calmó las aguas y permitió una pretemporada donde se lo vio renovado, arengando y volviendo a conectar con el plantel.
Ese envión se reflejó en algunos momentos del semestre, especialmente en la serie ante Flamengo por los cuartos de la Copa Libertadores. Estudiantes estuvo a una tanda de penales de meterse entre los cuatro mejores del continente luego de una actuación gigantesca en UNO, donde neutralizó al Mengao, le ganó 1-0 y estuvo cerca de consumar una hazaña ante uno de los candidatos al título. Fue el oasis de un semestre irregular, que luego mostró su verdadera cara.
Tras aquella noche histórica, el equipo apenas ganó tres de los siguientes 12 partidos: Flamengo, Defensa y Justicia y el clásico ante Gimnasia. El resto fue un tobogán de resultados y rendimiento: seis derrotas duras y tres empates consecutivos que lo dejaron afuera de la clasificación por tabla anual y complicaron su ingreso a los playoffs. Las derrotas ante Boca, Tigre y Argentinos terminaron de exponer la caída futbolística del equipo y la ruptura interna.
Aun así, la fortuna jugó a su favor. El empate entre Barracas y Huracán, la igualdad de Belgrano con Unión y la caída de Defensa ante Independiente Rivadavia le abrieron a Estudiantes una puerta que parecía cerrada. Sin mérito propio, pero con ese guiño del destino, el Pincha se metió entre los ocho mejores y tendrá una vida más en el Clausura.
Mientras tanto, la continuidad de Domínguez es sólo formal. No habría renovación para 2026. Su futuro está decidido y su ciclo, desgastado. Lo único que resta saber es si su despedida será inmediata o si podrá cerrar su etapa luchando por un nuevo título.
Estudiantes sigue. Domínguez, más afuera que adentro. Pero todavía tiene una última batalla por dar.